La palabra “valor” viene del latín “valere” lo que significa “ser fuerte”. Así pues hablar de valores es hablar de la brújula que nos guía en nuestro recorrido diario como personas. Se trata de definir aquellas cualidades y creencias que van inherentes a la esencia de cada persona. Es observar nuestros comportamientos y orientarnos en base a ellos.
El trabajo en equipo, la honestidad o la confianza son sólo algunos de los valores que más se aprecian actualmente en muchos equipos de trabajo y empresas. Por tanto, cada persona tiene su propia escala de valores y, además, ésta va cambiando a lo largo del tiempo, según nuestra evolución personal, nuestras aspiraciones profesionales y el contexto social.
En un proceso de coaching los valores ayudan al coachee a situarse en el “aquí y ahora”. Podemos pedirle que defina sus valores actuales y que los puntúe del 1 al 10. Es un ejercicio que le permite analizar los valores a los que da más importancia y aquellos otros que quizás han dejado de serlo. Pero no se trata únicamente de un análisis de su momento presente –tanto a nivel personal como profesional– sino también de un proceso que le invita a mirar al futuro, a plantearse los valores que tiene y ya no le sirven para sus metas y aquellos otros a los que quiere aspirar.
En busca del sentido de la vida
En este sentido, los valores permiten al coachee crear una nueva identidad, es decir, construir una nueva realidad según sus comportamientos y elecciones personales del momento actual. De hecho, a mediados del siglo pasado el psiquiatra austríaco Viktor Frankl ya nos hablaba en su libro El hombre en busca de sentido de la importancia de encontrar un sentido a la vida.
Crear espacios propicios para la reflexión, la introspección e incluso la confrontación, los coaches ejercemos de catalizadores para identificar y ayudar a los coachees a provocar el cambio, a dar los pasos necesarios para conseguir los valores deseados, aquellos valores que le harán feliz y con los que conseguirá sus metas personales y profesionales. Eso sí, la decisión y el proceso de transformación lo lidera el coachee, no el coach. La función de este último es orientarle y ayudarle a encontrar el sentido a su vida, analizando primero hacia dónde quiere ir para, posteriormente, conseguir que él/ella defina sus objetivos a conseguir.
Por todo ello, hablar de los valores en una sesión de coaching tiene mucho sentido porque ofrece al cliente una mirada distinta sobre su vida, supone recuperar la desfragmentación y dar espacio a la fragmentación de una nueva manera de entender y trabajar en su mundo individual y en el de las organizaciones. Se trata, por tanto, de apostar por valores como el colectivismo frente al individualismo, la transparencia frente a la opacidad, el rigor a la desgana, la confianza a la desconfianza (algunos valores comentados por propios .
EADA Coaching Competency Center
En EADA cuentan con el Coaching Competency Center, un servicio orientado tanto a participantes de los programas master de EADA como a empresas para ayudarles a definir cómo avanzar desde su situación actual a la situación deseada. Una vez más, se parte desde su momento actual, pues es necesario que la persona tome conciencia de las habilidades que tiene así como de aquellas otras que necesita para alcanzar sus objetivos. A partir de ahí, desde el centro le ayudan a diseñar un plan de acción para alcanzar esa meta, pero siempre haciéndole responsable de sus comportamientos y acciones que irá adoptando en cada fase.
Algunos de los principales beneficios de este proceso son: ayudar a descubrir su potencial saliendo de su zona de confort, identificar áreas desconocidas en cuanto a fortalezas y debilidades, conseguir resultados y metas sostenibles, aumentar la eficacia, adaptarse a los procesos de cambio e incluso promoverlos, y mejorar la motivación y el rendimiento de los equipos.
En el caso de las empresas, el Coaching Center de EADA las ayuda a potenciar el desempeño y la consecución de los objetivos de los equipos. Conseguir el máximo rendimiento del equipo pasa por aprender a gestionar cualquier conflicto y a mejorar las relaciones entre los miembros de
cada equipo. De ahí la importancia del coaching de equipos, cuyos beneficios son: la comprensión de los roles y la diversificación en el equipo, el aumento de la confianza entre los miembros, mayor fluidez en el proceso de toma de decisiones, mayor capacidad de comunicación, la asunción del compromiso por parte del equipo y la generación de mayores sinergias.
