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Consejos para mejorar tus habilidades directivas

Las empresas ya no se conforman con tener en sus filas profesionales con grandes conocimientos, expertos en procesos, en mercados o en cualquier otra materia. Además de ello, actualmente demandan habilidades directivas. Veamos en este post cómo podemos mejorarlas.

¿Por qué es importante tener habilidades directivas?

liderazgoEn el siglo XXI nos enfrentamos a un nuevo paradigma económico y social, un entorno globalizado pero que demanda cercanía, con grandes dosis de incertidumbre, con un consumidor cada vez más informado, que quiere interactuar con la empresa, con grandes retos medioambientales y sociales y con contextos tan cambiantes como, a menudo, turbulentos. Una situación en la que, para conseguir una ventaja competitiva en el mercado, no sólo hemos de saber fabricar el producto sino conocer y cumplir con las expectativas del cliente (interno o externo), de los accionistas, de la sociedad, del medio ambiente, etc. Y éstos son retos que requieren de mucha inteligencia directiva, social y personal en las empresas.

Técnicas para mejorar las habilidades directivas 

En definitiva, hablamos de mejorar el siguiente listado de habilidades. No es un listado cerrado ni exhaustivo pero sí que recoge las principales competencias directivas actuales:

  • La capacidad de comunicación. Sin una comunicación fluida no es posible mantener climas laborales positivos, es más difícil influir en las decisiones del cliente, negociar con interlocutores o, simplemente, transmitir la información oportuna en el momento adecuado. Una comunicación fluida, verbal y no verbal, engrasa las estructuras de las organizaciones y permite un funcionamiento eficiente. Escuchar activamente, empatizar con el/la interlocutor/a, ser asertivo/a y mostrar expresividad e interés de manera sincera y equilibrada son algunos consejos básicos para contar con esta habilidad.
  • El liderazgo, como capacidad para influir a las personas en sus comportamientos y dirigirlos hacia el objetivo común. Aunque es cierto que muchas personas nacen con unas habilidades de liderazgo casi innatas, también puede practicarse esta habilidad tan necesaria en los grupos de trabajo. Trabajar aspectos como la capacidad de trabajar en equipo, delegar, dar feedback, saber motivar, determinar objetivos, metas y prioridades, ser flexible o transmitir confianza a nuestros colaboradores, son puntos clave para mejorar nuestro liderazgo. La capacidad de liderazgo se trabaja también con una buena dosis de autoconfianza y autoconocimiento. Es necesario que el directivo conozca sus cualidades, para potenciar las buenas y trabajar aquellos aspectos menos positivos.
  • La capacidad para tomar decisiones y resolver problemas. Ligado a la habilidad de recopilar información relevante, espíritu crítico y de análisis y rapidez y agilidad para relacionar los datos con las soluciones.
  • La orientación al desempeño, a los objetivos, a los resultados… No sólo en su caso sino saber transmitir esta necesidad a todo el equipo con entusiasmo para fomentar la motivación y el compromiso del grup0.
  • La flexibilidad, entendida no sólo como la capacidad para adaptarse a distintas situaciones – no siempre positivas – sino también relacionada con la orientación al cambio y con la negociación. Y, ligando con esta habilidad hablaríamos de la creatividad y la capacidad de innovación, como aquella habilidad social que nos capacita para generar ideas nuevas que aporten valor, de hacer las cosas de manera diferente para hacerlas mejor. La creatividad y la innovación pueden trabajarse con multitud de técnicas y dinámicas (mapas mentales, lluvias de ideas, etc.) pero algunos consejos básicos para fomentar esta habilidad tienen más que ver con: limpiar nuestra mdeusto_10_webente de creencias limitantes, aprender a cuestionar el qué, el cómo y el porqué de nuestras actividades, leer, conocer e intercambiar experiencias y, entre otras más, divertirse y relajarse. ¡El estrés es un gran aniquilador de la creatividad!
  • La resiliencia. Este término, tomado de la física, nos habla de la capacidad humana para enfrentarnos a adversidades y no sólo superarlas sino salir fortalecido. Una organización resiliente es aquella que se enfrenta a la incertidumbre, a las crisis, a situaciones críticas y no sólo las supera sino que logra transformarse en positivo a raíz de estos acontecimientos. La resiliencia como habilidad directiva que hemos de tener en las organizaciones está ligada con actitudes de tenacidad, esfuerzo, optimismo y superación.
  • La capacidad para trabajar con ilusión y con pasión. Los ingredientes mágicos. La ilusión sería la esperanza de lograr alcanzar un objetivo deseado y atractivo. Algo muy ligado a la motivación y al compromiso a la hora de trasponer el concepto al mundo de la empresa. La pasión es un sentimiento intenso que nos orienta la voluntad hacia alguien o algo. Nuevamente, una actitud ligada a la motivación. La pasión es el motor de la perseverancia y de la orientación al logro de resultados. Cómo trabajar estos ítems es algo complejo pero que podemos asociar al optimismo.

La buena noticia es que todas estas habilidades, que no siempre son innatas, se pueden trabajar con formación y práctica. Por ejemplo, una de las técnicas más efectivas es el coaching ejecutivo.

Fuente: Blog Deusto Formación

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