¿Qué es el marketing político?
Podemos definir al marketing político como el resultado de la suma o conjunción de dos áreas diferenciadas: la ciencia política y el marketing. Y esto, ¿Qué significa? Pues es, sencillamente, la aplicación de todas las técnicas y aprendizajes del mundo de la comercialización de productos a la comunicación política, con especial atención a las campañas electorales.
Esto se da por una sencilla razón, y es que la política se ha convertido en algo muy similar a cualquier otro negocio. Los partidos se han convertido en algo parecido a empresas que se rigen por leyes de oferta y demanda y nos tratan de seducir con anuncios, eslóganes y caras bonitas al frente de los partidos.
Aunque no podamos olvidar nunca los factores emocionales e ideológicos, el marketing se ha introducido en la política para ser una herramienta más de convicción por parte de los partidos (ofertantes) a los ciudadanos y potenciales votantes (demandantes), que en muchas ocasiones decantan su elección por motivos estratégicos de los partidos, como lo harían con cualquier otro producto a la venta.
¿Por qué es importante en la actualidad?
En la actualidad el marketing político es algo cada vez más importante para cualquier partido político. Esto se da por diversos motivos:
En primer lugar, la competencia es cada vez mayor. Las múltiples opciones que tiene el votante para elegir a su opción preferida hacen que quien se presenta a una elección tenga que destacar por encima del resto y ofrecer algo más que los demás para ganarles.
En segundo lugar, las ideologías cada vez tienen menos importancia. En el mundo de la posmodernidad, ya no es tan importante para las personas el tener una ideología política concreta, y los cambios ideológicos o de opción política son constantes. Por ello, entran en juego otros factores, como la creatividad o la capacidad de convicción de las campañas.
Por ejemplo, hemos visto como en los últimos años en España algunos partidos han crecido enormemente para luego quedarse al borde de la desaparición en apenas unos meses (Ciudadanos) o como otros han ido creciendo y robando votos a partidos muy distintos (Vox o Podemos).
¿Solo hay marketing político en campaña?
Pensar esto sería un error de principiantes para quien quiera dedicarse a esta área. Todos conocemos el caso de Iván Redondo, ex asesor del presidente Pedro Sánchez y considerado uno de los artífices en la sombra de su llegada a la Moncloa.
El trabajo de Redondo no se limitaba a las semanas antes de las elecciones, sino que construyó poco a poco una imagen de Sánchez y posteriormente, con este en el gobierno, trató de mantenerla y de pensar cada acción o cada palabra del presidente durante todo su mandato.
Vivimos tiempos en los que no se puede dejar nada al azar. Toda acción de un partido está medida al milímetro. Para tener éxito durante una campaña en las semanas previas a una elección, se debe de haber llevado a cabo un trabajo constante durante los meses y años anteriores. De nada sirve tener un buen eslogan o el candidato adecuado si durante los 4 años anteriores los ciudadanos no se han familiarizado con tus propuestas o han interiorizado tu mensaje o tu manera de actuar, ya sea en el gobierno o en la oposición.
Por ello, es de vital importancia el trabajo de un experto en marketing político para no descuidarse en periodos de transición, ya que los ciudadanos estarán continuamente pendientes, gracias a los medios de comunicación, de todo lo que hagamos e, inconscientemente, irán forjando opiniones sobre unos y otros. Si se hace un buen trabajo de campaña permanente, se tendrá mucho ganado en el periodo electoral, y el marketing político no tendrá que ser por tanto tan agresivo o sofisticado.
En definitiva, el marketing político y todo lo que implica cada vez cobra mayor importancia en las estrategias de los partidos, que buscan dar con la tecla que les haga ganar. Buena prueba de ello es la constante búsqueda de esos “gurús” que parece que hacen ganar elecciones a cualquiera. Pero… ¿es todo tan sencillo?
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