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La formación cualificada, el mejor remedio frente a la precariedad laboral de los jóvenes 

España no es un país para jóvenes. La crisis del coronavirus ha agravado el problema crónico del desempleo juvenil en España y ha generado que tengamos jóvenes adultos, treintañeros, que siguen viviendo con sus padres

Para los jóvenes españoles es demasiado raro tener un buen trabajo. Los jóvenes afortunados quieren mejores trabajos y los jóvenes desempleados querrían uno cualquiera. Hablar de sus problemas es hablar de desempleo, de salarios bajos y contratos cortos

Siempre se ha dicho que son los jóvenes los que mueven el mundo. Tienen talento, vocación y ganas. Y aunque el entusiasmo de la gran mayoría en sus respectivas ocupaciones son el mejor ejemplo, el contexto laboral no presenta las condiciones propicias para que este caudal de energía llegue de forma efectiva a las empresas españolas. ¿El motivo? Un mercado laboral poco flexible para conceder oportunidades a los menores de 30 años. 

Casi la mitad de los jóvenes españoles de entre 16 y 30 años no tiene trabajo, pero es cierto también, que muchos ya ni lo buscan. La buena noticia es que la mayoría están aprovechando para mejorar su formación

La comparativa con Europa es realmente dura. Muy pocos jóvenes trabajan en España, con estudios o sin ellos, y tenemos cifras récord de trabajadores pobres y de contratos que no duran ni tres meses. 

Por desgracia, ya hemos asumido que en España juventud y precariedad van de la mano hasta edades avanzadas. Estamos ante un colectivo que arrastra décadas de dificultades en el acceso al empleo estable y que se agrava con cada recesión. ¿Hay forma de revertirlo? 

Los datos de Eurostat correspondientes al mes de mayo de 2021 confirman que Grecia y España comparten el liderazgo del paro en Europa. En mayo de 2021 hemos alcanzado el 36,9%, una cifra solo superada por Grecia con el 38,2%. 

Estos números ponen de manifiesto serios problemas acerca de la formación, el trabajo, la excesiva temporalidad y la precariedad de los contratos laborales de nuestros jóvenes, que condicionan su emancipación o la fecundidad y los desfases en la incorporación de nuestros jóvenes al mercado de trabajo: unos están sobrecualificados y otros infracualificados

Claves para evitar la precariedad laboral 

El deterioro de las condiciones laborales en España se ha convertido en una gran preocupación. Conocer cómo evitar la precariedad laboral es fundamental para el buen desarrollo empresarial y el crecimiento de la economía. Las compañías son cada vez más conscientes de que combatir esta precariedad sale a cuenta.

Según José Vera, docente del área de RRHH de la Escuela de Negocios y Dirección – ENyD, la única vía para solucionar (o por lo menos paliar) el problema de la precariedad en el empleo, es la de “crear nuevos empleos y procurar mantener activos los ya existentes”. 

Los actores sociales que pueden crear empleo o por lo menos ayudar a mantenerlo son, en términos generales, cuatro: 

● El Gobierno. 

● Las empresas. 

● Los sindicatos. 

● Los propios ciudadanos. 

El Gobierno puede generar puestos de trabajo a través de las ofertas de empleo público (generalmente en la Administración Pública) mediante oposiciones o concursos, ofertando puestos de trabajo que se pueden calificar, en su mayor parte, de indirectos, es decir, que aportan poco valor añadido; excepción hecha de los puestos relacionados con la educación, la sanidad o la seguridad. 

Por su parte, son las empresas las que, en base a unas condiciones económicas favorables, pueden generar nuevos empleos, siempre y cuando los mercados establezcan unas condiciones de oferta y demanda que favorezcan el crecimiento económico. También ayudará a la creación de nuevos empleos una legislación laboral que esté libre de ataduras y limitaciones que elimine temores de falta de seguridad y estabilidad a las empresas. 

Los sindicatos, a través del mantenimiento de unas relaciones laborales justas, equitativas y fluidas pueden coadyuvar, si no a la creación de nuevos empleos, por lo menos al mantenimiento de los existentes, procurando evitar la destrucción de empleo en situaciones de crisis temporal que puedan afectar a la buena marcha de las empresas. 

Por otro lado, el cuarto actor social, y no por ello menos importante, es el propio ciudadano. No se puede dejar, solamente, en manos del Gobierno o de las empresas y los sindicatos la solución al problema de la precariedad en el empleo. Y por ello, los jóvenes están siendo responsables y están apostando, en estos tiempos de incertidumbre, por la formación. 

A pesar de que faltan dos meses para que la Escuela de Negocios y Dirección dé inicio a sus másteres, la mitad de ellas ya se encuentran sin plazas. Un dato que demuestra que efectivamente, estamos en un momento de apostar por la formación continua online.

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