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La importancia de nuestra primera experiencia laboral

Hay quienes opinan que Internet supone un avance tecnológico más, como antes hubo otros: la imprenta, el telégrafo o el teléfono. Otros, sin embargo, consideran que de Internet no estamos viendo nada más que el principio y que estamos ante una revolución sin igual en la historia de la humanidad, por encima de momentos de gran cambio como la revolución francesa y su enorme impacto social o la revolución industrial y el cambio drástico que produjo en la economía.

Esto es así, dicen, porque Internet impulsa y se retroalimenta con otras tendencias como la globalización, la evolución de las comunicaciones móviles, los transportes, la difuminación de las barreras geográficas y culturales y, entre otros, el acceso a la información, que implica acceso a la formación.

Dentro del entorno de cambios tan grande como acelerado en el que nos encontramos, resulta paradójico observar cómo algunas situaciones que ya teníamos antes de la llegada de Internet, precisamente, se acentuaron. Y, entre ellas, en este asunto de la formación que nos atañe, merece la pena detenerse en una realidad que afecta a la transición estudios-trabajo y es precisamente la lejanía que hay entre el mundo de la educación y el mundo empresarial. No olvidemos que la formación prepara a los jóvenes para la empresa, que es donde se van a dar la mayoría de las ocupaciones profesionales (a las que añadimos las profesiones en administraciones públicas y otros organismos no empresariales).

En un contexto de tasa de paro en España en el entorno del 15 % y de paro juvenil en el 35 %, merece la pena detenerse en el dato de que según las propias empresas, el 72 % de ellas encuentra problemas para cubrir puestos de trabajo que ofrecen y esas dificultades se refieren tanto a falta de conocimientos como de actitudes y capacidades requeridas en los candidatos.

Pese a que el 67 % de esas mismas empresas encuestadas apuestan por candidatos con formación universitaria a la hora de cubrir vacantes, parece evidente que tenemos una realidad en la que muchos jóvenes que están en paro quisieran encontrar la forma de no estarlo y muchas empresas con dificultades para encontrar candidaturas más ajustadas con las que cubrir posiciones vacantes quisieran no tenerlas. Estamos tratando pues sobre la dificultad de insertarse en el mercado laboral rompiendo el círculo vicioso de falta de experiencia-formación excesivamente teórica o no actualizada que dificulta muchas contrataciones.

Frente a dicha realidad, es necesario considerar la opción de escuelas de postgrado que faciliten tanto la formación con un enfoque práctico, profesional y cercano al día a día de las empresas como la adquisición de experiencia por la vía de prácticas de trabajo que supongan un contacto inicial con la empresa.

A ello, hay que añadir otra circunstancia que pese a los momentos de cambio que afrontamos, sigue siendo cierta: la importancia del primer empleo para marcar la evolución profesional posterior. No sólo es que un buen jefe o una empresa que para empezar sean una buena escuela marquen muy positivamente los aprendizajes y la empleabilidad posterior, es que además tenemos un mercado laboral aún hoy conservador en este sentido y muchas veces, el área funcional, departamento o sector en el que se comienza una andadura profesional define que haya después una continuidad en la misma línea. Si por ejemplo ya estás en contabilidad, no es tan fácil saltar a otra función o si lo que conoces es el sector del transporte, puede que tu experiencia solo la valoren bien en ese sector. Siempre que se pueda, es por tanto recomendable intentar comenzar en un mundo profesional donde a priori se vaya a querer continuar. En este sentido, merece la pena imaginarse la trayectoria profesional como un disparo de un arma de fuego, en el que una leve desviación en el origen supone un fallo grande en el alcance del objetivo. ¡Apuntemos bien!

Hay escuelas que tratan de impulsar este enfoque práctico y de inserción laboral, con tasas de éxito muy llamativas que mejoran mucho los desoladores datos de paro antes comentados. En Kühnel Escuela de Negocios, el 86 % de los postgraduados de la escuela están trabajando en su área de interés un año después de finalizados sus másters. El prestigio de IESE o ESADE, todo el mundo lo conoce, o, incluso, FUNDESEM, por ejemplo, realizan una excelente labor en la Comunidad Valenciana. No a todos los exalumnos les pagarán lo que les gustaría o habrá naturalmente quien esté pendiente de cambiar a una empresa más interesante, pero el círculo vicioso inicial está roto y los primeros pasos profesionales, enfocados.

Para terminar, una recomendación práctica que el mundo actual facilita gracias precisamente a Internet: pide referencias directas sobre el postgrado y la escuela de negocios que estés considerando. Acude a preguntar a personas que hayan pasado por la escuela que te estés planteando. Las tienes a un click de distancia, a poco que te introduzcas en redes sociales profesionales. Lo dicho, ¡apuntemos bien!

Fuente: Eduardo Rábago, profesor del Máster de Gestión y Dirección de RRHH en Kühnel Escuela de Negocios

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