En la actualidad, las empresas deben enfrentarse a un nuevo consumidor, un consumidor digital exigente, insatisfecho y desconfiado con respecto a los mensajes que reciben de los marcas.
En la era de Internet y de las redes sociales los consumidores no tienen reparos ni remordimientos en cambiar de marca o de producto si lo consideran oportuno. Los internautas no toleran los fallos, abusos o equivocaciones y tampoco aceptan los mensajes engañosos que muchas compañías difunden a través de las redes. Por ese motivo no tienen ningún problema en irse a la competencia si no confían en sus marcas tradicionales o si éstas ya no pueden satisfacerlos.
El problema de este nuevo panorama es que las empresas tienen más dificultades para controlar los mensajes que se difunden sobre sus marcas. El consumidor se ha convertido en un importante influencer capaz de predisponer a otros a consumir o dejar de consumir determinados productos. Esta capacidad de influenciar con sus opiniones y comentarios al resto de consumidores se acentúa en las redes sociales donde los usuarios tienden a dar más credibilidad a estas críticas que a los mensajes difundidos por las propias marcas.
Sin embargo, una empresa capaz de gestionar correctamente los mensajes que se divulgan en las redes puede aprovechar todo el potencial que tienen las nuevas tecnologías para construir una marca fuerte que sobresalga sobre la de sus competidores. Para ello el marketing digital es esencial en la estrategia para alcanzar a los consumidores y solo aquellas empresas que sepan adaptarse a los nuevos métodos podrán desmarcarse de la competencia. Prepárate, porque tocará apagar incendios.
