El año 2020 ha sido un año de cambio de paradigma, especialmente en el sector educativo. Estos 12 meses han sido cruciales para que quede claro de una vez por todas que la educación no puede avanzar de espaldas a los recursos tecnológicos, especialmente a los telemáticos.
Elisa Lucas, profesora de la Universidad a Distancia de Madrid, asevera que ella no ha tenido la necesidad de adaptarse a los cambios de formato a los que el sector se ha visto obligado por la pandemia “porque ya estaba preparada para ellos”. Y es que la Universidad a Distancia se basa precisamente en estudios telemáticos y sus estudiantes no han sufrido mayores cambios en cuando a las dinámicas de aprendizaje y formación.
Lucas ejerce también como directora del Máster Universitario en Tecnología Educativa en la UDIMA y es una amplia defensora de estar al tanto con las nuevas opciones tecnológicas porque, en muchos casos, amplifican los efectos de los métodos que se ven en el aula de clases. Lucas reconoce que su caso es privilegiado pero que este año ha modificado para siempre las relaciones entre docentes y estudiantes.
En paralelo a este cambio de paradigma, la pandemia y la necesidad de estudiar a distancia para no perder continuidad ha abierto posibilidades de todo tipo para la aplicación de herramientas tecnológicas en investigación e innovación educativa.
Saber más para evaluar mejor
El máster que dirige Elisa Lucas está diseñado para estudiantes, docentes y profesionales que de manera directa o indirecta estén relacionados al ámbito educativo. Por ejemplo, resulta muy útil para profesores que quieran actualizar sus conocimientos sobre TIC, modelos de e-learning y b-learning, pero también para educadores sociales o formadores educativos que quieran implantar ideas tecnológicas en sus ámbitos de trabajo.
El objetivo central de este máster es formar profesionales en tecnología educativa, que para Lucas es “diseñar y desarrollar experiencias de aprendizaje mediadas por recursos de carácter informático, comunicativo, audiovisual, etc., desde un punto de vista pedagógico”. Para poder usar estas herramientas tecnológicas, es necesario conocerlas y “evaluar su idoneidad” en el contexto educativo en que se quiera usar.
Esto ha funcionado muy bien a la UDIMA, que por su naturaleza de universidad a distancia ha desarrollado una metodología de aprendizaje completamente basada en recursos tecnológicos que brindan comodidad a los estudiantes y dotan a los profesores de recursos para diseñar sus propias experiencias.
Los estudiantes de la UDIMA trabajan en entornos virtuales tanto de manera individual como de forma grupal. Este año, por ejemplo, Google Classroom ha sido la herramienta estrella porque, según Lucas, “muchos profesores en activo a tener que adaptarse a la educación online de un día para otro”.
La investigación es la clave
Para quienes están interesados en continuar un camino académico, este máster universitario da acceso a estudios de doctorado, algo que refuerza la formación científica aplicada al ámbito educativo. La investigación es la clave para integrar tecnología con educación, bien sea mediante el desarrollo de trabajo de investigación o por la implementación de tecnología en las aulas de clase.
Además, antes de implementar alguna herramienta tecnológica de manera práctica a un grupo de estudiantes, debe justificarse su elección, explicar por qué su uso implicará mejoras y tener claro por qué se elije esa y no otra. Quienes hagan este máster recibirán la formación adecuada para realizar investigaciones aplicadas con análisis e interpretación de datos, basadas en artículos científicos y fuentes bibliográficas de peso.
Para la admisión, será necesario rellenar un formulario de preinscripción que refleje la puntuación de acceso y se elegirán a los candidatos en función de la titulación de origen, competencias adquiridas y certificados que sumen puntos a su aplicación, bien sea de idiomas o de experiencias laborales previas.
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