En cualquier entorno de nuestro cotidiano, una de las acciones más usuales que se encuentra presente en nuestra naturaleza es la de ejercer cierta influencia en los demás, de la misma manera en la que nuestro entorno o las circunstancias externas influyen en la vida de nosotros. Somos seres sociales, de manera que, en cierto nivel, dependemos de los demás.
Estas actitudes se pueden evidenciar, por ejemplo, al educar a un niño. Cuando decidimos qué queremos enseñarle, o cómo queremos que se comporte y enfrente ciertas situaciones de la vida, estamos influyendo directamente en su personalidad y forma de ser. Con cada acción intentamos ejercer una influencia sana; de la misma manera que sucede en cualquier entorno, como con nuestros amigos, nuestra pareja o nuestros maestros.
En este punto nos encontramos con un tema muy importante, el límite entre la influencia y la manipulación. En la sociedad actual este es un aspecto al que nos enfrentamos día a día en diversas situaciones. Por ejemplo, la “mentira social” es uno de los casos más comunes. Niños y adolescentes suelen ocultar ciertos datos acerca del proceso de la construcción de su identidad, de la misma manera que los adultos lo hacen para causar una buena imagen o quedar bien ante las personas.
No obstante, es importante resaltar que la manipulación no siempre es un acto indefenso; en muchas ocasiones puede resultar dañino y hundir psicológicamente a la persona que la padece. Y es que existen muchas personas que son expertas en el “arte” de la manipulación que, con el tiempo, se van convirtiendo en personas toxicas, e inclusive, peligrosas.
Las personas que se convierten en manipuladoras utilizan estrategias para chantajear o ejercer presión sobre otro individuo, con el objetivo de satisfacer sus necesidades. En ocasiones, el manipulador no es consciente de lo que hace y su intención no es dañar a otras personas; sin embargo, existen muchos casos en los que la manipulación se trata de una patología clínica.
Muchas de las personas expertas en manipulación se valen de ciertas tácticas de comunicación para crear una falsa impresión en la gente y generar desconcierto. A continuación, te mostramos algunas de las estrategias más usadas por un manipulador:
- Mensajes incoherentes
Su comunicación no verbal es una de sus mejores habilidades. Verbalmente pueden estar dándonos un mensaje constructivo, sin embargo, su lenguaje no verbal expresa un mensaje totalmente opuesto. Es decir, mientras con la boca nos dicen “sí” con el cuerpo nos dicen “no”; una acción que genera ambigüedad e influye en nuestra forma de reaccionar.
- Mensajes indirectos
Comunican mensajes ambiguos a los que se les puede dar un millón de interpretaciones y, al final, no sabemos cuál fue la intención de este.
- Sarcasmos e ironías
A la hora de emitir algún mensaje inapropiado, lo disfrazan de broma.
- Expertos en el manejo de emociones
Siempre tratan de jugar con las emociones a su favor. Adoptan el papel de víctima ante distintas situaciones para lograr su objetivo.
- Generalizar
Son contundentes en sus afirmaciones acerca de las personas que les rodean.
- Exigen demás
No valoran el esfuerzo hecho por las personas, así que nos harán sentir menos.
- Ocultar información
Su objetivo es causar en nosotros una sensación de desestabilidad.
- Rumores y difamaciones
Suelen propiciar un espacio para difamaciones.
- Amenaza y coacción
Puede ser de manera sutil, pero lanzan amenazas para conseguir sus objetivos.
- Utilizan estrategias en presencia de más personas
Cuando una persona es manipulada en frente de otros, el efecto del manipulador se expande fácilmente creando sobre la víctima una sensación negativa generalizada.
Con todo esto, queda claro que el actuar del manipulador implica cierta destreza en algunas situaciones específicas. Así, lo veremos a continuación en algunos ejemplos:
Manipulación del control. En este caso, el manipulador es una persona controladora. Su actitud es que las cosas se deben hacer a su manera, que no los cuestionen y que atiendan a sus requerimientos.
Manipulación del amor. El manipulador demuestra de cualquier manera que te quiere, sin embargo, detrás de ese amor se esconde la necesidad de lograr sus objetivos. Muchas veces, estos actos son inconscientes, aunque el daño causado es muy grande, principalmente porque se trata de una persona por la que sientes amor o apego.
Manipulación del victimismo. Esta situación es realmente incomoda, pues aquí, se trata de personas que carecen de sentido de autonomía y les cuesta hacerse responsables de su propia vida, de manera que buscan otras personas para que puedan resolver su vida. Su estrategia se basa en ofrecer mucho cariño y afecto a los que le rodean, para poder manipular con ello.
Manipulación inesperada. Este tipo de manipulación viene de la persona que nunca te imaginas; con ella todo fluye perfectamente y la relación es maravillosa, hasta que después de un tiempo comienza a mostrar sus verdaderas intenciones.
Manipulación a través de la seducción . En este caso, el manipulador utiliza su personalidad carismática y la seducción con una palabra amable que te hace sentir especial y valorado, para luego aprovecharse de tu ingenuidad y humillarte, rechazarte, criticarte… en fin.
Manipulación a través del poder. Este tipo de manipulación se enfoca principalmente en el principio de “la ley del más fuerte”, que es quien siempre tiene todas las ventajas y situaciones a su favor; nunca pierde.
Traspaso de responsabilidad. La responsabilidad es algo que no todos asumen como debería ser. Los manipuladores, por ejemplo, son personas expertas en culpar a los demás por algo que no sale a su gusto.
Manipulación con la autoestima. La falta de autoestima es el escenario perfecto para el actuar de estos manipuladores, pues se aprovechan de las debilidades, inseguridades o errores de la persona para alcanzar su propósito.
Manipulación a través de la humillación. Esta es otra de las estrategias más usadas por el manipulador, y es ridiculizar a la persona en público, humillándola o exponiéndola ante cualquier situación.
Amenaza de pérdida. Esta manipulación se refiere específicamente a un acto de maltrato, e inclusive, agresividad física y verbal. Se basa principalmente en manipular con miedo a una persona ante una eventual pérdida de ciertas circunstancias.
Manipulación del ninguneo. Se basa en hacer sentir invisible a la víctima manipulada, en medio de una sociedad en la que todos necesitamos sentirnos integrados con el resto de personas, pero de manera sana.
Manipulación racional. Este tipo de manipulación se trata de asegurarse totalmente de algo, y sonar tan convencido de ello que, aunque sea mentira, la víctima lo crea.
Manipulación por emociones desajustadas. En muchos casos, las personas no cuentan con la habilidad suficiente de gestionar adecuadamente sus emociones (miedo, tristeza, alegría, enfado, ira, etc.), de manera que pueden utilizar esta situación para lograr sus propósitos. Por ejemplo, al expresar tristeza con llanto, el manipulador podrá conseguir más cuidado y atención.
Manipulación para eliminar las emociones. Para obtener lo que desea, el manipulador, inclusive, puede valerse de sus emociones reales, de lo que en verdad siente para atacar a una persona y manipularla para evitar que esta se exprese en completa libertad.
Ahora que ya conocemos cómo puede actuar una persona manipuladora, es importante aprender a identificarla a través de sus comportamientos con el resto de la gente y con uno mismo.
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