El impacto global del COVID-19 a nivel educativo ha generado una transición forzada de los sistemas educativos presenciales hacia modelos a distancia donde han proliferado nuevos ecosistemas de enseñanza y aprendizaje suponiendo la suma de otros retos, aunque no nuevos, en el quehacer diario de la comunidad educativa.
Uno de los aprendizajes esenciales de la era COVID, y al que será necesario terminar de dar solución en la era postcovid (aunque ya se venía debatiendo con anterioridad) es la necesidad de formar a profesionales capacitados para convivir y participar en una sociedad globalizada, hiperconectada, cambiante e imprevisible. De ahí el requisito de adquirir competencias aplicables a diversos contextos (incluso desconocidos) para resolver problemas (a veces inciertos) cuyo impacto puede ser local, pero contar con conexiones globales.
Por ello, los sistemas educativos insertos en la sociedad del siglo XXI, han de formar a ciudadanos y ciudadanas capaces de aprender a aprender, ser colaborativos, con pensamiento crítico y reflexivo, empáticos, creativos, resolutivos, etc.
Sumado a este escenario, debemos contemplar cómo desde hace tiempo se viene desarrollando un proceso de incorporación de las tecnologías en la sociedad, un proceso del que la educación no está exenta.
TDE: una evolución indispensable
Es por ello que resulta imprescindible impulsar la Transformación Digital Educativa (TDE) desde una perspectiva inclusiva y holística para la mejora de los procesos de aprendizaje a lo largo y ancho de la vida.
Dicho concepto engloba a todas aquellas acciones enfocadas a la mejora y actualización de los procesos, procedimientos, hábitos y comportamientos de las organizaciones educativas y de las personas que, haciendo uso de las tecnologías digitales, logran un mayor nivel de competencia para dar respuesta a dichos retos que generan en la sociedad actual.
Como marco de referencia tomamos de encuadre la competencia digital, que engloba los siguientes ámbitos de actuación:
1) organización y gestión de centros.
2) procesos de enseñanza – aprendizaje.
3) información y comunicación.
Resulta necesario por tanto fortalecer la formación inicial docente y el desarrollo profesional docente acerca de modelos holísticos en torno a los marcos de referencia de la competencia digital: DigComp, DigCompEdu y DigCompOrg. Además de apoyar a los profesionales de la educación para la disposición y uso de recursos e infraestructura a su alcance en un entorno digital.
Experiencias como el Máster Universitario en Tecnologías de la Información y la Comunicación aplicadas a la Educación de la Universidad Internacional de Valencia – VIU guardan relación con este objetivo, posibilitando a los profesionales de la educación adquirir las competencias (conocimientos, habilidades y actitudes) necesarias para integrar las tecnologías digitales en cualquier proceso de enseñanza y aprendizaje que esté mediada por tecnología, tanto en ámbitos formales como informales.
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