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Las consecuencias del apego evitativo en la infancia y la adultez

A medida que crecemos, los vínculos emocionales que se generaron en la infancia se van desarrollando hasta el punto de marcar nuestra personalidad y la forma de relacionarnos con otras personas.

En ese sentido, es importante establecer diferencias entre quienes tuvieron el respaldo de un apego seguro y quienes experimentaron un apego evitativo. Para conocer las diferencias y otras cuestiones vinculadas con las emociones de los niños y su impacto en la adultez, se recomienda el siguiente artículo y, en caso de querer profundizar de manera teórica y profesional en la educación infantil, se sugiere cursar la capacitación como Experto/a en Crianza y en Desarrollo Emocional.

El apego: ¿cómo se crea?

Filogenéticamente, los seres humanos estamos orientados a la creación de vínculos emocionales. Los primeros se producen con los responsables de nuestro crecimiento, padres y cuidadores, y con aquellas personas que nos transmiten sensación de seguridad.

Se estima que hay tres patrones de apego:

  • Seguro (lo generan aproximadamente un 60% de los niños)
  • Ambivalente o resistente (cerca de un 12% de los pequeños)
  • Evitativo o rechazante (un 20%)

Según distintas investigaciones, estos apegos se mantienen estables durante el crecimiento y el desarrollo de la personalidad; en ocasiones, es posible que se puedan modificar pero no es tan frecuente. Por tanto, hay que tenerlos en cuenta ya que influyen en la educación y se manifiestan en circunstancias específicas, como la muerte de una figura cercana.

Apego evitativo en niños: manifestaciones

¿En qué consiste el apego evitativo? ¿Cómo se reconoce? Se manifiesta cuando la persona huye de forma habitual de sus emociones. Esto guarda relación con los primeros años, en la infancia, ya que posiblemente el responsable, entendido como figura paterna u otras cercanas, no cumplió con las necesidades afectivas del niño.

Por tanto, el apego evitativo se refiere a padres y madres que no lograron aportar al niño el cariño y acompañamiento necesario. En estos casos, antes que la maldad o algún otro sentimiento negativo, se trata de incapacidad o negligencia. Por tanto, esto también es un factor a tener en cuenta durante la crianza. No solo se trata de alimentar y vestir, sino también de acercar al niño a sus emociones y prestarle atención cuando las manifiesta.

¿Esto puede afectar su vida adulta? Sí. ¿Las consecuencias? Se desarrollan personas con falsa seguridad, mostrándose autosuficientes, ocultando vulnerabilidades y diversas carencias. Aunque puedan transmitir emociones positivas, en muchos casos están dándole la espalda a sus emociones, alejándose de lo que realmente sienten.

Estas personas suelen transmitir independencia y autonomía. Sin embargo, no les resulta cómodo afrontar sus emociones, en especial cuando experimentan miedos. Por tanto, no pueden encausar de la mejor manera sus sentimientos. Por eso importante estar atento a su manifestación y abordarla de la mejor manera posible.

La principal característica: bloqueo emocional

Por lo general, estas personas suelen tener una percepción elevada sobre sí mismas; autoestima alta, capacidad y acción con base en esto. En oposición, menosprecian a otras personas o las ven de manera negativa. Esa experiencia durante la infancia los lleva a percibir a otros como inseguros o poco fiables.

Acá también se puede tratar de apego rechazante. Este incentiva que las personas puedan desenvolverse de forma segura en distintos escenarios racionales, marcados por objetivos, estudios o trabajo. Por el contrario, cuando se trata de relaciones íntimas, manifiestan complicaciones. Es en el campo emocional donde se sienten bloqueados, desconectados y ajenos. Esto es, en buena medida, porque no logran lidiar con sus emociones.

Hay algunos patrones de comportamiento que se pueden reconocer en estas personas:

  1. Suelen marcar distancia para prevenir el rechazo. Es una especie de protección emocional.
  2. Se incomodan en escenarios de relaciones emocionales. Las pueden buscar y querer, pero su temor los lleva a quedarse bloqueados en muchos casos.

Apego rechazante: ¿por qué se produce?

Estas condiciones por lo general están asociadas con la infancia, el momento en el que los padres deben prestar atención a las emociones que manifieste el hijo. De esa manera será posible ayudarlo a gestionarlas para que, más adelante, no sean un inconveniente o condicionen su personalidad.

Por lo general, los responsables del pequeño se desinteresan o desprenden de él en algunos escenarios. Entonces, a modo de respuesta, el niño reacciona emocionalmente. Por tanto, cuando lo dejan solo o no le prestan atención, se las apaña sin alterarse.

Sin embargo, está científicamente comprobado que la frecuencia cardíaca de los pequeños se eleva en estos casos. Esto se interpreta como incomodidad y sufrimiento, aunque sea disimulado, ya que reprime e inhibe sus reacciones externas, algo que influirá en sus crecimiento personal.

Dificultad para expresar emociones en la infancia y la adultez

Cuando un bebé es desatendido por el responsable reprime la expresión de sus emociones. Aunque puedan aparentar todo lo contrario, transmitiendo seguridad, autosuficiencia, y otras conductas, no es realmente así. Pueden relacionarse fácilmente con desconocidos pero, al momento de profundizar y lograr relaciones más estables, se complica.

Es por eso que se convierten en adultos que ocultan sus emociones, que no saben manifestarlas. Esto los penaliza, los bloquea y afecta sus vínculos personales. Para ello, lo más recomendable es asistir a terapia y trabajar en la readaptación. Así, de manera progresiva, se pueden llenar esos vacíos.

La manera más clara de reconocer a este tipo de personas es cuando se les pregunta cómo están y no alcanzan a profundizar sobre sus emociones, ni reconocer cuál es su estado emocional en el momento.

Las diferencias entre el apego seguro y el evitativo

En oposición, el apego seguro contribuye a que los niños crezcan con confianza y tranquilidad. Esto se produce porque los padres o responsables estuvieron cercanos y generaron un clima grato para ambos. Eso facilita su equilibrio emocional y abre posibilidades de exploración para el chico.

Ocurre todo lo contrario cuando el apego es evitativo, ya que el pequeño tiende a cerrarse a modo de respuesta ante el desprecio y las decepciones que teme experimentar. Se suelen desconectar de sus emociones.

Al ser conductas distintas el tipo de relaciones emocionales que sostienen también varía de forma significativa. En unas abundará la confianza, la seguridad y la empatía, mientras que en otras no, dando paso a la distancia, la desconfianza, miedo a la intimidad y otras tendencias que afectan su conducta.

Como se muestra, es importante manifestar cercanía y aprecio durante los primeros años de vida de un niño. De esa manera no solo se construye mejores momentos en esa instancia, también se le ayuda para que, cuando crezcan, tenga mejores respuestas emocionales ante sus necesidades. Por otro lado, entre adultos, se recomienda empatía y comprensión en estos casos.

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