Un algoritmo es un procedimiento por pasos con la finalidad de alcanzar un objetivo, normalmente resolver un problema. Esos pasos son una serie finita de reglas que desencadenan en la resolución del conflicto, de manera que no deja interpretaciones dudosas o ambiguas en su desarrollo.
Este procedimiento no es el único existente para realizar este tipo de operación: el algoritmo ABN es un método relativamente nuevo y alternativo que deja de lado el cálculo con cifras y opera directamente con números, por lo que se pueden utilizar objetos y los pasos son más abiertos, permitiendo adaptar las operaciones al nivel de dominio en el cálculo del individuo y no al revés.Aunque pueda parecer un concepto muy abstracto y solo utilizado por matemáticos y/o máquinas, todos utilizamos algoritmos: cuando hacemos un cálculo para operar con dos cifras, estamos siguiendo una serie de pasos que nos llevan a su resolución. Por ejemplo, queremos realizar la operación 2150 + 1782. El algoritmo clásico de cálculo de sumas establece que el primer paso es sumar las unidades, después las decenas y así sucesivamente, teniendo en cuenta lo que nos llevamos en el anterior paso.
El aprendizaje basado en proyectos que se sigue en los centros de Campus FP es otro ejemplo de la aplicación de los algoritmos a la enseñanza. Este método consiste en cumplir un objetivo mediante la realización de una serie de tareas, permitiendo tener una visión más amplia del proyecto y donde tanto los conocimientos como las habilidades y actitudes tienen el mismo peso.
El funcionamiento de las máquinas y los lenguajes de programación en los que se fundamentan también están basados en una serie de algoritmos que se interpretan y dan un resultado u otro en función del paso anterior. Puede ocurrir que si el algoritmo no está bien definido y/o existe algún error de sintaxis, la máquina se quede colgada o entre en bucle. Los nuevos progresos tecnológicos están permitiendo que las propias máquinas sean las que vayan reescribiendo sus propios algoritmos en función de lo que van aprendiendo; esto es lo que se llama aprendizaje en base a redes neuronales y recibe este nombre porque las máquinas aprenden según unos algoritmos que funcionan como se cree que trabaja nuestro cerebro, estructurando y desestructurando los datos.
Todo esto era conocido anteriormente como Inteligencia Artificial, pero con la actual potencia de las máquinas y la posibilidad de trabajar con grandes cantidades de datos, las posibilidades se han disparado: desde asistentes personales, reconocimiento de imágenes y audio, traducción simultánea, conducción automática, etc. Las posibilidades son casi infinitas. Cuanto más se exponga a una máquina al conocimiento, más aprenderá y será capaz de tomar decisiones según la situación sin que una persona tenga que darle instrucciones precisas.
Los algoritmos son parte intrínseca de nuestra forma de pensar y de nuestro mundo y el autoaprendizaje de las máquinas nos lleva a otro nivel.
