Es popular, y hasta tradicional, concebir los atletas de alto nivel valorando su trabajo mental casi tanto como el puramente físico. La preparación psicológica para competir es esencial, ya que ofrece las armas para gestionar la presión y la ansiedad, para asimilar el fracaso y surfear en las olas del éxito. Pero no solo los mejores deportistas se pueden beneficiar de la psicología, ya que la psicología deportiva para niños es fundamental para desarrollar el control mental en momentos de presión, para definir los objetivos de los niños en la práctica y competiciones deportivas, y les ayuda a gestionar situaciones que podrían impedir que disfrutaran, algo esencial, y que podrían ser perjudiciales. La presencia de un psicólogo deportivo es importante para complementar un aprendizaje deportivo sin presiones ni exigencias más allá de las necesarias.
La psicología nunca puede substituir a un entrenador o a ciertos entrenamientos, pero si complementarlos, y ayudar a afrontar las rutinas, los entrenamientos y las competiciones de la forma más adecuada. Incluso puede ayudar a los entrenadores y preparadores a transmitir valores y aprendizajes de la mejor manera. Siempre hay casos distintos, pero se identifican diversos patrones que hay que seguir para una buena salud psicológica de los deportistas más pequeños, tanto para momentos puntuales como de forma más constante.
Es muy importante para el aspecto psicológico de los niños el obtener reconocimiento por sus logros. Felicitaciones, sonrisas y palmadas son gestos poderosos que resultan un estímulo muy positivo para los más pequeños, y les ayuda mucho más hacer hincapié en las cosas buenas que en los errores o fallos.
Dicho esto, no debería de forzarse la felicitación, es importante la honestidad y la sinceridad, reconocer lo más importante. Son personas y hay que tratarles como tal, no solo pensando en que se sientan mejor, hay que analizar las causas y alentar la motivación por mejorar las próximas veces.
Con un buen uso de la psicología deportiva para niños se establecen objetivos pensados a su edad y nivel, que los retos sean un esfuerzo, pero alcanzables, así se logrará la satisfacción y el deseo de mejorar. Si no se logran esos objetivos pero se ha intentado, también es aconsejable recompensar el esfuerzo, el haber dado lo máximo, ya que es lo único que pueden controlar y es importante también aceptar esas circunstancias. Buscar metas irreales suele provocar la frustración de forma casi inevitable.
En la infancia es importante hacer especial hincapié en el entrenamiento de las habilidades específicas del deporte, llevando a cabo un entrenamiento diseñado a mejorar esas competencias y a desarrollarlas lo máximo posible. Por ello, es aconsejable incluir actividades con objetivos e instrucciones cortos y sencillos, para favorecer la concentración, motivación y, en última instancia, también ayudar al éxito de los más pequeños. Hay que entender que lo importante es la adquisición de esas habilidades, ya que es importante centrarse en ello en las fases formativas de la práctica deportiva.
Hay que usar la psicología deportiva para corregir a un niño que no ha logrado su objetivo o ha cometido un error, y se debe hacer destacando algo positivo que se ha realizado, para después corregir los errores con una explicación y enfoque positivos, y terminar la charla con algún comentario que motive la mejoría del pequeño deportista.
Otra buena técnica es reconocer la buena ejecución de técnicas o la buena toma de decisiones, para evitar centrarse en el resultado negativo, ya que a la larga es más importante desarrollar las técnicas y habilidades correctamente que lograr un éxito o victoria puntuales a corto plazo con alguna incorrección, puesto que a la larga ese correcto desarrollo de las habilidades desembocará en resultados más positivos.
Reducir la presión de los más pequeños, creando entornos de confianza y fomentando que jueguen e intenten aplicar las habilidades recientemente adquiridas sin inseguridades ni miedo al error, sin burlas de compañeros o rivales ni tampoco innecesarias comparaciones. La psicología deportiva para niños ayuda a establecer entornos seguros que motiven el crecimiento de los pequeños, su disfrute y su entusiasmo. Es importante buscar esas sensaciones positivas ya que son contagiosas, estimulan la confianza y la creatividad y también la pasión por el deporte sin reservas.
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