Una de las formas más populares y que mejor resultado da en el momento de educar a los niños es la crianza respetuosa, que se trata de una metodología de características especiales, ya que resalta la figura del infante como ser único y que debe experimentar satisfacción personal en su camino vital. Este enfoque ayuda a los progenitores a establecer un vínculo especial con sus hijos en el que el amor incondicional y sin reservas es el eje central de todo. Es un método recomendado por los expertos, aunque conviene también conocer otras posibilidades que se puedan ajustar más a determinadas situaciones. Por ello, puede resultar conveniente realizar el curso de Experto en Crianza y Desarrollo Emocional Infantil y lograr formación en el ámbito.
La crianza respetuosa se aplica desde el primer momento, aunque sea un bebé incapaz de hablar, es importante respetar su esencia y analizar sus muestras de atención y sus formas de expresarse, ya que la ausencia de palabras lo hace recurrir a otras vías, como el lenguaje corporal o llorar, que suelen mostrar necesidades que son importantes.
La crianza respetuosa en la práctica conecta y se centra con las necesidades del niño de manera activa, respetando sus tiempos y también sus ritmos, evitando caer en la prisa que impera frecuentemente en el mundo adulto. Es uno de los puntos críticos para los padres, la gestión del tiempo, y evitar que el pequeño o la pequeña se contagie del ajetreo de la vida adulta de los padres, a menudo obligados por necesidades laborales.
Los principios por los que se rige la crianza práctica parten de la base que un niño es un ser único e irrepetible desde su concepción, con necesidades propias que deberán ser atendidas, elemento crítico cuando se tiene más de un hijo o hija, ya que hay que distinguir entre las necesidades de ambos y el proceso de crianza cambiará.
Las muestras de amor son muy importantes y un eje central en la educación, el amor da confianza y seguridad al pequeño, fortaleciéndolo, y dándola una sensación de valor y plenitud. Ese afecto deberá mostrarse mediante el contacto y cercanía con el pequeño, poniendo énfasis en satisfacer las necesidades afectivas del pequeño.
En el proceso educativo también se fomentan otros elementos, como explorar la creatividad del pequeño, para que se acostumbre, lo que le ayuda a desarrollar el cerebro. Elementos para desarrollar esa creatividad pasan por juegos de diverso tipo. Para ser creativos también es importante esa relajación de este estilo de crianza y la seguridad que da el amor.
La empatía pasa a ser un elemento central en este tipo de crianza, ya que empatizar con los pequeños incrementa la conexión mutua y la comprensión. La percepción de la realidad del niño es muy diferente y poder ver las cosas desde su prisma y entenderlas, para ver lo que es importante para él o ella en su vida en ese momento, sin quitar hierro a esas cosas que son un mundo a su edad pero que más adelante en la vida tendemos a relativizar.
La educación es obviamente muy importante, pero el enfoque no es común; no se castiga para corregir y aprender del error, si no que se explora el aprendizaje y se pretende educar en positivo.
Educar en positivo es un estilo de crianza que permite un acompañamiento más completo de los pequeños en su desarrollo, lo que permite entender muchas actitudes de los hijos, potenciando también la inteligencia emocional de los padres, que actúan y toman decisiones de acuerdo con esta filosofía educativa.
Por parte del niño, la crianza respetuosa satisface sus necesidades en las fases evolutivas de su vida, lo que le ayuda a reforzar su bienestar y felicidad en su crecimiento, siendo también este más satisfactorio, en parte por la buena autoestima que las muestras de amor incondicional fortalecen en el menor. Por ello es importante pasar tiempo, y tiempo significativo con los hijos.
La asertividad es un elemento importante en la crianza respetuosa, ya que se busca activamente cuando se comunican ciertas cosas o temas, es una actitud que usada con las palabras adecuadas favorece el bienestar.
Este tipo de educación favorece la autonomía de los pequeños, que sigan su historia vital sin temor y con libertad. Esa autonomía se manifiesta con cuestiones también más sencillas y acordes a las diversas edades que pasa el niño o niña, cuya felicidad también se ve afectada por el estilo de crianza elegido por los padres. Por ejemplo, ambientes tensos y discusiones, afectan a la convivencia y también al bienestar del pequeño. A veces esas cuestiones son inevitables, pero es importante priorizar la educación de los hijos y decidir cómo será esta.
Hay otros estilos de crianza, algunos de los cuales tienen mucho en común con la crianza respetuosa, ya que todos buscan el bienestar de los pequeños y también suelen tener el amor como eje central y las muestras de afecto como elemento constructor de autoestima, de reconocimiento y de seguridad. Lo que sí diferencia a este estilo de crianza es el foco activo en la satisfacción de las necesidades del pequeño, buscando primar y proteger sus derechos.
La crianza respetuosa también pone en valor las decisiones tomadas por los padres a lo largo del crecimiento de los pequeños, y también el significado de esas decisiones, resaltando la coherencia entre la metodología y el enfoque adoptados.
Para el buen ambiente en el hogar, el bienestar de los progenitores es también muy importante, y eso se resalta en este método de crianza, ya que los niños pueden percibir si algo no va bien. Esta crianza potencia la gestión de las emociones y desarrolla la inteligencia emocional, por lo que supone también un buen aprendizaje para los progenitores, no solo para los más pequeños.
Las bases de la crianza respetuosa hacen hincapié en el cuidado de los pequeños y en satisfacer sus necesidades, pero también da importancia al conocimiento de los padres y madres, que aumenta con este método educativo, dada la importancia de escuchar y gestionar sus emociones, lo que les hace tomar decisiones más adecuadas.
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