Eventualmente, la Unión Europea lleva a cabo entre los alumnos los denominados informes PISA mediante el cual se determina el nivel de cada país de la Unión en las competencias básicas. Pese a la mejora que se ha producido desde los años 90, el informe “La educación básica en España: Demografía, gasto público y resultados académicos” de María Martínez, investigadora de OBS Business School, señala que los resultados de España en estos informes son inferiores a los de la media de la Unión Europea.
Las calificaciones españolas estaban a la altura de los países de la OCDE, pero por debajo de los países top como Japón, Estonia o Finlandia. Se da la casuística que ambos países europeos cuentan con un modelo de estructura única por el cual todos los contenidos que se ven en las aulas son compartidos en todas las escuelas. En cambio, España, al igual que otros países del Mediterráneo como Italia, Francia o Portugal, sigue el modelo curricular básico mediante el cual durante la Educación Primaria son compartidos como en el otro modelo. La diferencia aparece a partir de la Educación Secundaria, en la cual algunas asignaturas son diversificadas en función de los intereses de los alumnos. Solo en lectura, los alumnos españoles se equilibran a los del resto de la Unión Europea.
Estos malos resultados obtenidos en España están justificados, según el informe, por la menor inversión que realiza el Ministerio de Educación Cultura y Deporte. Mientras los países punteros a nivel educativo como Finlandia, Suecia o Bélgica, entre otros, realizan una inversión que alcanza los 8.000 euros por alumno, la media española apenas llega a los 5.623 euros por cada alumno. Desde que estalló la crisis económica en 2008, la partida presupuestaria se ha mantenido igual en la última década, lo que ha llevado a España a estar a la cola de Europa en inversión educativa.
A nivel nacional, también se mantiene esta diferencia. El informe resalta que el País Vasco es la zona de España donde la inversión en educación es superior, y que su partida puede llegar a doblar a la de otras comunidades autónomas como Madrid, Andalucía o Valencia. De hecho, la menor inversión pública realizada por el Estado ha afectado en gran manera a las familias que han tenido que pagar el resto de su bolsillo. Según el informe de María Martínez, la inversión aumentó en casi 300 euros, pasando de los 1063 en 2007 a los 1301 en 2012. Este contexto español está totalmente marcado por la aprobación de la polémica LOMCE en el año 2013, así como la estrategia que se aprobó por la Unión Europea en el Consejo Europeo de Lisboa del año 2000.
La evolución española se puede considerar como positiva. En los 30 primeros años de democracia se consiguió erradicar el 8% de analfabetismo que había en España, y se ha mejorado progresivamente los resultados de los informes PISA en asignaturas centrales como son lectura, ciencias y matemáticas. Además, también se ha reducido la tasa de abandono escolar, aunque el trabajo aún no es suficiente ya que se sigue estando por debajo de la media de la Unión Europea, y lejos de alcanzar el Objetivo 2020 de la Unión.
Para los próximos años, el informe pone el foco en luchar por la igualdad entre los alumnos nacionales y extranjeros, así como reducir el número de repetidores de cada curso. Como punto final, es necesario que el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte aprenda a gestionar el gasto público destinado a la educación básica con el objetivo de obtener aquellos resultados que permitan mejorar las capacidades de los alumnos asegurando otras variables como son la igualdad de género así como tanto de origen social y nacional para poder recortar la distancia con el resto de países de la Unión Europea.
Fuente: OBS Business School
