Los trastornos del lenguaje, un asunto de reyes, niños y adultos

Entendemos por trastornos del lenguaje el deterioro o el desarrollo deficiente de las habilidades de comprensión y uso de la lengua, ya sea oral o escrita. Tradicionalmente, los trastornos del lenguaje se asocian a etapas infantiles; sin embargo, los adultos también sufren estos problemas, e incluso existen patologías propias de la tercera edad que afectan al lenguaje y la comunicación. La logopedia, en respuesta, ha extendido su campo de actuación a todas las etapas de la vida y actualmente existen numerosos master en logopedia especializados por área de intervención.

Tal vez uno de los casos más célebres de adultos con trastornos del lenguaje sea el del rey Jorge VI, aún más conocido tras el estreno de la hermosa película “El discurso del rey”. La cinta cuenta, de manera dramatizada, el tratamiento que siguió el monarca para superar su tartamudez, así como la relación entablada con su logopeda. La tartamudez o disfemia afecta a un 2% de los adultos, con mayor incidencia entre los hombres. Es una condición muy compleja en cuyo tratamiento se combinan la logopedia y la psicología, en un proceso largo pero que puede llegar a erradicar completamente el tartamudeo.

Los trastornos del lenguaje pueden tener diversos orígenes, desde alteraciones físicas del sistema fonolinguístico, hasta problemas psicológicos o cuadros clínicos como la parálisis cerebral o daños neurológicos. Una de las patologías más frecuentes, sobre todo entre determinadas profesiones, es la disfonía y problemas de pólipos, circunstancias que suelen derivar de la consulta del médico al despacho del logopeda.

Los problemas en el lenguaje pueden surgir también como consecuencia de traumatismos, accidentes cerebrovasculares o tumores cerebrales. En estos casos, los tratamientos de logopedia se combinan con otros procedimientos o se efectúan después para trabajar sobre problemas de afasia (dificultad de articulación y comprensión), disfagia (problemas en la deglución de alimentos) o disartria (falta de control de los músculos).

En las últimas etapas de la vida suelen surgir problemas del lenguaje como consecuencia del deterioro físico y cognitivo. Algunas enfermedades propias de la tercera edad también afectan al lenguaje. El alzheimer conlleva un proceso gradual de afasia, así como el parkinson tiene consecuencias sobre los músculos que intervienen en la comunicación.

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