Las proteínas terapéuticas son la clave de una formulación innovadora de insulina, que le genera mayor estabilidad y vida media que la empleada actualmente en la industria farmacéutica.
Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han patentado una técnica para el desarrollo de fármacos más efectivos contra la diabetes, creados a partir de proteínas con fines terapéuticos que son transformadas previamente en hidrogeles. Para ello, la técnica evita centrarse en la modificación genética o química de las proteínas, de modo que no se altere su actividad y seguridad; el procedimiento consiste en cambiar su estado al ser transformadas en cristales, lo que asegura un tratamiento efectivo y duradero, para ofrecer una mejor calidad de vida a personas diabéticas.
Las proteínas terapéuticas, como la insulina, suelen estar plegadas, de modo que si se despliegan pierden su efectividad. Este inconveniente hace que su conservación, a temperatura ambiente, sea más dificultosa y encarecida económicamente. A pesar de que el efecto insulínico es inmediato, estas proteínas no pueden mantenerse activadas durante mucho tiempo, y es por ello que muchas insulinas se manipulan genéticamente para una mayor duración, con la aplicación de menos pinchazos en su suministro, en consecuencia. Mediante la insulina cristalizada en hidrogeles, el estudio determina que a partir de ahora será menos incómoda su administración, puesto que los científicos de la Universidad de Granada han logrado la obtención de cristales de insulina en hidrogeles, generándose un efecto protector y más duradero, sin modificar genéticamente las proteínas.
Más allá de este resultado efectivo, la investigación pretende encauzarse por nuevas líneas de mejora que permitan realizar los pinchazos para suministrar la insulina, solamente, una vez por semana.
Los autores de este trabajo, Luis Álvarez de Cienfuegos y Juan José Díaz Mochón, aseguran que el número de proteínas con fines terapéuticos, utilizadas para tratar distintas enfermedades, ha sido incrementado considerablemente durante los últimos años, gracias al avance de la biotecnología.
La formación adquirida mediante un curso de bioquímica es claro ejemplo de las acciones formativas que más se están demandando en el área científica, puesto que cada vez más se hace imprescindible resolver todos los aspectos relacionados con el tratamiento de enfermedades. Los departamentos de investigación necesitan contar con personal debidamente formado, con el fin de conocer los diferentes componentes que originan las reacciones químicas en los seres y continuar descubriendo nuevas fórmulas para establecer procesos más eficaces contra las enfermedades.
Además de ello, otros programas formativos como el impartido en un curso de auxiliar de laboratorio, complementan el aprendizaje profesional para aquellos perfiles interesados en saber manejar las sustancias químicas y materiales pertinentes, bajo las normas de higiene, limpieza y seguridad que requiere esta labor con distintos tipos de muestras.
