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¿Por qué crear vídeos corporativos?

El mundo de hoy en día se basa en la imagen. Si se puede ver, se puede creer y, si se puede creer, se puede comprar. Los departamentos de marketing, comunicación e incluso recursos humanos son conocedores de ello y han decidido actuar. De ahí salieron los vídeos corporativos.

La teoría es bien sencilla: si durante un día se reciben cientos de mensajes e incentivos, ¿por qué no explotar la situación? ¿Por qué no dar a conocer las potencialidades de una marca, o de la misma empresa, como si de un producto se tratase de forma ágil, sencilla y eficaz? A continuación, y si te quieres dedicar al gremio audiovisual, descubrirás cómo hacerse productor televisivo. Con este curso tan focalizado en el tema, adquirirás los bagajes más importantes para desarrollar tu carrera laboral en el sector.

¿Qué son los vídeos corporativos?

Se definen como piezas audiovisuales bastante cortas y que tienen como objetivo dar a conocer una filosofía empresarial o los valores intrínsecos de una compañía.

De la misma manera, su objetivo comunicativo va a operar tanto dentro como fuera de la misma. Entonces, estos vídeos siempre van a llevar un mensaje muy potente y concreto donde se traten ciertos temas que inquieten o interesen a quienes los realizan. No sería raro asegurar, entonces, que se han creado como el arma principal que toda empresa que se precie ha de esgrimir para mostrar su éxito, sus productos o sus creaciones.

Sus grandes ventajas son: su fácil consumo, la confortabilidad, su inmediatez y su riqueza en detalles. Todo el mundo está muy familiarizado con el formato, pues no necesita de grandes entendimientos ni es derrochado a nivel mundial. Porque, siendo sinceros: ¿a quién no le han colado alguna cosa con un anuncio?

Si a eso se le añade la desmesurada visibilidad que el mundo audiovisual tiene, su presencia mediática allá donde se dirija la audiencia y su desarrollo como transmisor de ideas, la pócima mágica está clarísima.

Si, encima, con los vídeos corporativos se consigue que la empresa empiece a relacionarse con ciertos valores, la relación con el cliente ganará en eficiencia.

¿Y para qué sirven?

Seguramente, el principal motivo de que se escoja por realizarlos sea la mejora de la imagen corporativa. La empresa deja de ser algo lejano y frío y pasa a ser en un ente con personalidad propia. Cada espectador entenderá el mensaje de una forma concisa y lo llevará a cabo en mayor o menor medida a su vida.

Dicho de otra manera, se relacionan ciertos valores o pautas a esa empresa que se va a convertir en algo agradable, fiable y empático. Pero también son vehículos de comunicación, bien de un acto, de una promoción, de un manual o la única voluntad de informar a la audiencia para que conozca más y mejor a la empresa.

Tampoco hay que pasar por alto su utilidad a la hora de mejorar el pronunciamiento de la empresa, lo que está estrechamente ligado a la transmisión de valores. La empresa ya será una autoridad en materia competente o una fuente de información fidedigna o, en el mejor de los casos, la solución a distintos rompecabezas.

De acuerdo, pero ¿qué debe tener?

Los seres humanos acostumbran a estar sensibilizados con las historias. Si se explica una buena narración el grado de credibilidad aumenta. Una cosa es segura, se mantendrá la atención mientras dure la misma.

Hay que centrarse en explicar algo pero hacerlo bien y alejarse de puntos de vista un tanto alejados y descarados que destacan sólo los éxitos de la empresa o dejan apartadas las cosas sencillas como cuándo se creó, sus inicios, incluso sus malos períodos. Hay que buscar la cercanía y el lado humano. La conexión con el espectador es el secreto.

Su mensaje tiene que ser breve, conciso y sencillo, que llame la atención y sobre todo que sea memorable durante mucho tiempo. Las historias complicadas pueden dejar a un lado la naturaleza de lo que se pretende comunicar y, si el mensaje original desaparece, también lo hará la eficiencia.

No hay que usar motes pomposos. El público general, accede a él hablándole con naturalidad, sin complicaciones ni frases ampulosas. Hay que tener las cosas claras para que el mensaje responda a tres preguntas capitales: qué hace la empresa, qué finalidad busca y qué la hace diferente a la posible competencia.

Y, sobre todo, que sea dinámico. Porque de nada va a servir que en un vídeo se muestre la parte humana del negocio, se comunique un mensaje conciso y breve pero en realidad sea somnífero.

Hay que tener en cuenta que se está hablando del mundo de la imagen, del entretenimiento; ¿cómo divertir a alguien con un vídeo plano y sin gancho? Hay que crear emociones en el espectador, y es que si sucede es más posible que recuerde el contenido durante un periodo de tiempo más largo. 

¿Y cómo hacerlo?

La oferta es tan amplia que puede llegar a agobiar un poco. Por eso existen dos categorías que explican las distintas tipologías de vídeos corporativos teniendo en cuenta su contenido y a su manera de trabajar.

Contenido

El reportaje es la apuesta segura, pues es la forma más típica y conocida. Su objetivo pasa por explicar cuál es la visión de la empresa, los procesos en los que está involucrada o el personal que la forma.

El anuncio suele decidirse más por la brevedad y por la notoriedad que en ocasiones puede que sea por el factor sorpresa, persiguiendo la venta de un producto o servicio o bien la exposición de algunas demandas de la empresa.

Un webinar, una amalgama de seminario y web. En realidad, es un poco de ambos, puesto que se creó como un seminario emitido en directo y en tiempo real y con interacción entre sus participantes y la audiencia.

La conferencia y la entrevista son semejantes, pero mientras la primera es una puesta en escena en directo, la segunda puede ser en diferido. En ambos casos, los que hablan son entendidos en la materia o personalidades notorias dentro de la empresa que, al fin y al cabo, con sus teorías y explicaciones, ayudarán a la audiencia a decantarse por una acción u otra.

Metodología

Live action son vídeos corporativos cortos, bien de ficción o bien reales, donde actúan los propios trabajadores o actores.

La animación, en cambio, es una serie de grafismos en movimiento, comprendiendo desde la 2D hasta el stop motion.

Live streaming es la transmisión en directo la cual es ayudada mediante grafismos. Es lo más recomendable para una comunicación en tiempo real con la audiencia.

Ahora que ya conoces bien qué son los vídeos corporativos, cómo hacerlos y cuándo presentarlos, ya puedes idear el tuyo. ¿A qué esperas para empezar?

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