¿Alguna vez has retrasado una cita médica?, o has pospuesto para el mes próximo el propósito de iniciar una dieta, nunca encuentras el momento de montar la estantería que has comprado y tienes embalada o arreglar aquella puerta que chirría, no te desesperes no eres el único.
No has de ¿preocuparte? se trata de una costumbre muy humana y muy habitual conocida como procrastinación, la cual consiste básicamente en aplazar, diferir los asuntos pendientes sustituyéndolos por otros más irrelevantes. Se trata de una costumbre habitual, las personas que se comportan de esta manera piensan que mañana será más adecuado para hacer las tareas aplazadas, aunque esto supone un elevado coste de productividad debido a los retrasos que comporta, además puede llegar a degenerar en problemas de salud ligados a la depresión y baja autoestima.
Cuando la procrastinación nos ocurre de forma recurrente durante nuestra jornada laboral, ¡¡realmente tenemos un problema!!. Cuando postergamos aquellas tareas que hemos de cumplir y acabamos navegando en internet, revisando constantemente las redes sociales o nuestro smartphone, el trabajo se terminará acumulando y nuestra productividad bajará. ¡¡Es el momento de pararse, pensar y poner soluciones!!
De acuerdo a diversos estudios aquellas tareas que queremos que se lleven a cabo mejor y a las que más importancia otorgamos son las que más frecuentemente demoramos.
