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¿Qué necesito para trabajar de organizador de bodas?

En un mundo en el que cada día las tendencias marcan la agenda con el término weddingplanner, surge con fuerza la figura del organizador de bodas: la persona de la que todos hablan y al que todos quieren contratar, pero exactamente ¿qué necesito para ser él? Aquí te lo contamos todo.

El gran interés que despierta el mundo de la organización de bodas ha llevado a que estos eventos se vuelvan ritos y que la especialidad requiera de alguien capacitado para llevar adelante el plan de cumplirte el sueño de tener una boda perfecta.

Organizador de bodas: el perfil de un creativo

Antes que nada, debemos decir que el papel de un organizador va mucho más allá de la simple tarea de planificar. Este tipo de perfil requiere de alguien cuyas que pueda abarcar múltiples funciones.

¿Qué hace un organizador de bodas?

Es el planificador: la persona a la que se contrata para que se personalice una boda. Es un creativo especializado en celebraciones matrimoniales. El encargado, solo o con su equipo, de la tramitación de la documentación, por ejemplo. Pero también de cuidar de hasta el más pequeño y necesario de los detalles para que así la ceremonia se acomoden con los deseos de los novios.

En definitiva, el perfil del organizador de bodas es el de una persona dinámica, creativa y expeditiva que pueda dar forma a la idea que los novios tienen en mente, materializando el evento y lo convierta en único, siguiendo los parámetros de los contrayentes.

¿Qué puede hacer por la pareja?

Esta es una pregunta que muchos se hacen, en primer lugar, un organizador no solo puede sino que debe reunirse con los novios y escuchar qué desean. Es imprescindible conocer qué quieren, cuánto se puede gastar, qué tipo de boda es la que han pensado. Una vez establecidos los parámetros, el organizador comenzará a realizar las configuraciones posibles para la ceremonia y a plantearse los posibles escenarios. Los detalles serán la clave que realmente harán del boceto que has diseñado un mega evento.

Además de planificar y materializar esa boda, lo que deberá lograr el organizador, ante todo, será facilitar la vida a los novios, otorgándoles herramientas y soluciones. Hacer que el trámite entre el compromiso y el «acepto» final sea todo un verdadero camino de rosas. Un camino facilitado por la profesionalidad que le entregues a tus clientes.

El seguidor de tendencias

El weddingplanner debe contar con una preparación a la altura de las exigencias. Esta capacidad será la diferencia entre lo común y lo extraordinario, entre el éxito como organizador o lo contrario.

Para alcanzar la mejor preparación será imprescindible estar en conocimiento de las últimas tendencias, a la vez que aprender de todo lo que tenga que ver con el mundo de los eventos, para así formarte modelos de lo que debes saber.

En este sentido, al tratarse de un aspecto también sujeto a las modas y corrientes del momento, será indispensable que el organizador esté al tanto de las tendencias de todo tipo, desde arreglos y adornos florales para bodas, hasta platillos. Para estar a la vanguardia hay que lograr manejar las disciplinas, siendo una de las imprescindibles en las bodas este tipo de adornos.

La importancia de la gastronomía

El plato fuerte del evento: la comida. La gastronomía es uno de los pilares de cualquier evento que quieras abordar. Saber plasmar qué quieren unos novios en unas propuestas de menús pasa necesariamente por aplicar estos conocimientos en gastronomía, donde entran de manera irremediable el asunto de los maridajes entre bebida y comida, que deberán presentarse de manera equilibrado, tema en el que el perfecto organizador deberá moverse como pez en el agua.

La formación, llegados hasta aquí, está manifiestamente ligada a la altura de los eventos. De los eventos y, por ende, de los organizadores de los mismos.

El protocolo es clave

Para esta etapa es vital ser organizados pues el protocolo implica la coordinación de distintos elementos: hacer la lista de invitados, planear donde se colocarán los padrinos, los testigos y el primer baile, el desarrollo de la ceremonia tiene que seguir un estilo propio y particular, que implica todos estos detalles y que constituyen el protocolo. Un organizador de bodas debe conocerlos a la perfección, pues es normal que los novios y los invitados desconozcan el protocolo. El organizador será el guía y el gurú en este sentido. Deberá manejar los tiempos de todos en la boda y ser hábil para resolver posibles incidencias o eventualidades inesperadas. El protocolo marca la brecha entre un buen organizador y un aficionado

Casarse y que todo salga bien dependerá en gran medida de cómo se siga el protocolo, por ello es clave que este quede en manos de un profesional. No existe mejor manera de evitar conflictos, problemas o disgustos que pueden ser provocados por el desconocimiento.

Algo imprescindible: el diseño de las invitaciones

Las invitaciones dicen mucho del tipo de boda que vamos a desarrollar, por ello, su diseño (junto a los repartidores de mesa) será una de las claves del evento. En este punto los pequeños detalles son los que cuentan. Para saber cuáles son las funciones principales de un organizador de bodas, te daremos unos consejos para que no pierdas ni un detalle:

  • La organización parcial o integral del enlace. Un organizador puede ser contratado solo para unos aspectos en concreto, si así lo quieren los novios.
  • La coordinación del día de la boda sobre el terreno. Este servicio permite a los novios disfrutar del evento sin necesidad de preocuparse o de ocuparse.
  • Diseño integral o parcial del diseño gráfico y la papelería del evento. Algo esencial en el concepto de boda actual.
  • La decoración. Importante por el auge de las bodas temáticas. Campestres, románticas, bucólicas, clásicas.
  • La asesoría de imagen y el protocolo de la boda.

Realmente las tareas del organizador de bodas casi no tienen fin. Durante el decurso del evento los imprevistos surgirán y dependerá de tu capacidad lograr sobrellevarlos. Entre otras de sus tareas no solo recae el diseño de la temática de una boda, sino también de los estilismos de la novia y del novio. Sugerir ideas, buscar a los profesionales o a las firmas encargadas de esa imagen son algunas de las competencias de las que se puede encargar el planificador: ni más ni menos que la persona que materializa en definitiva un tipo de evento tan importante como una boda.

Fuente: Esneca

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