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Recomendaciones para embotellar cerveza artesanal

Para los amantes de la cerveza artesanal, ha llegado el momento de embotellar cerveza ya fermentada.

Es factible crear una cerveza de calidad casera, pero para ello hay que ser cuidadoso en cada acción. Hay que tener en cuenta que reciclar envases de vidrio suele ser lo mejor, juntamente con una limpieza cuidadosa.

A continuación, te daremos una serie de recomendaciones para que no tengas imprevistos y puedas mantener tus cervezas sanas y salvas. Hoy aprenderás unos conceptos muy importantes para mantener su gran calidad.

Ya se puede embotellar cerveza

Una vez finalizada la fermentación de la cerveza, es el momento de preparar lo que se va a usar. Lo básico es tener las botellas listas para el proceso. Si se decide reutilizar las mismas, hay que cerciorarse de que el envase esté limpio.

Al empezar, para no parar el embotellado, hay que comprobar que hay suficientes botellas para la cantidad de cerveza fermentada. Una vez calculado, hay que tener en cuenta una serie de pasos para tener preparados los botellines.

Reconocimiento de botellas

Las botellas deben estar limpias sin polvo alguno, sobre todo cuando se reutilizan para embotellar cerveza. Se deben mirar todas las botellas a contraluz para saber si están limpias o no.

Hay que tener precaución con el moho, porque puede arruinar toda la producción. Para no tener problemas, es importante limpiar a fondo cada recipiente.

Cómo limpiar por fuera cada botella

Hay dos alternativas. Una de ellas es dejar remojando las botellas en un gran recipiente. Esto hará que se quiten con facilidad las etiquetas antiguas.

Si se busca una alternativa más eficiente, hay que mezclar con el agua un poquito de amoniaco. Hay que tener precaución y no respirarlo, ya que pueden emitirse gases tóxicos. Tras el amoniaco, es importante hacer un enjuague cuidadoso y dejarlo secar.

La limpieza dentro de las botellas

Según la economía de cada uno, se pueden usar distintos recursos para limpiar las botellas por dentro. Lo más barato es conseguir un cepillo e ir frotando el fondo de cada una manualmente. Este cepillo es específico para este proceso; en Internet se encuentra sin problemas.
Para un mejor resultado, se recomienda comprar el jabón con menos químicos, el de toda la vida. Eso sí, hay que evitar que tenga aromas o que sea muy concentrado. Hay que valorar que permita aclarar de manera sencilla, para no dejar desechos.

Es necesario utilizar un desinfectante para matar los posibles microorganismos, que podrían hacer perder la producción. El agua a presión es un método infalible y muy fácil de realizar. Con la prestación de un grifo y un aparato sencillo de conseguir, en muy poco tiempo se podrán tener limpias las botellas.

Es el momento de embotellar la cerveza

El embotellamiento no debe hacerse directamente desde el fermentador. Es mejor, primero, aclarar la cerveza y quitarle los restos del fermentado. Para ello, se tiene que usar un recipiente para cambiar todo el líquido.

Se debe usar un sifón para conseguir hacer este paso. Al cambiar toda la cerveza de lugar, es probable encontrarse restos de levadura. Durante el proceso de fermentación, no hay que descubrir la cerveza en proceso, para que el oxígeno no la contamine. Así que, sin emplear la curiosidad, es mejor dejar descansar la misma durante el tiempo preciso.

Una vez pasada toda la cerveza al nuevo envase, hay que añadir el azúcar. Es mejor realizar este procedimiento tras la fermentación, para que este ingrediente se incluya correctamente. Tras calcular la cantidad adecuada de azúcar, hay que dejar fermentar la cerveza de nuevo. El tiempo aproximado para que se lleve a cabo este proceso y se asiente correctamente es de una semana.

Aunque hay quienes deciden azucarar la cerveza durante el embotellamiento de las mismas, es más fácil hacerlo antes. En caso contrario, se necesita un mezclador especial y un dosificador de plástico. Indudablemente, este procedimiento precisa de más tiempo.

Los agentes de clarificación son básicos, para que el color de la cerveza sea el correcto. También lograrán que los asientos estén en el fondo del recipiente, permitiendo así el correcto embotellado.

Llenando cada botella

En este paso se vuelve a usar el sifón. Ayudará que el recipiente usado en esta última ocasión quede ligeramente alzado, para hacer el proceso más llevadero.

Así se llena muy rápidamente cada botella. Hay que cuidar la cantidad de cada una de ellas, eso sí. Es preciso dejar un espacio, no demasiado amplio, para permitir la adecuada carbonatación. Siempre se deben dejar unos pocos centímetros sin completar para esta finalidad.

Cerrando las botellas

Es suficiente una chapadora manual para cerrar cada una de las botellas, una básica de palanca o de columna. Eso sí, debe funcionar a la perfección. Un cierre incorrecto puede ser fatal. De lo contrario se tendría que empezar a embotellar cerveza de nuevo.

Las chapas también deben desinfectarse, igual que las botellas. Aunque sean nuevas, es mejor prevenir que curar.

En caso de escoger unas chapas absorbentes de oxígeno, hay que valorar el tiempo que las cervezas estarán cerradas. Si se beberán en menos de un año, este tipo de chapas son perfectas. De todos modos, es cierto que no son necesarias si se consumen al poco tiempo.

El dióxido de carbono que se expide durante la fermentación ayuda a que se conserve la cerveza perfectamente. El poco oxígeno que puede quedar en las botellas, una vez cerradas, termina siendo consumido por el azúcar.

Lo último que hay que hacer antes de tomarlas o venderlas, es dejarlas descansar dos semanas más en un lugar seco durante este tiempo. Después, deben estar en un espacio fresco, evitando que les pueda dar la luz, especialmente la que proviene del sol.

En principio, como se van a reutilizar los envases una vez consumida una cerveza, se debe limpiar bien la botella y dejarla secar. Con esto, se ahorrará un tiempo muy preciado en lo que se refiere a su limpieza.

Llevando a cabo todos estos procedimientos, se conseguirá una cerveza perfecta para gozar o, incluso, para ser vendida. No hay que ahorrar en materiales. Merece la pena ser cuidadoso durante el embotellamiento de tu cerveza.

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