No sabía nada sobre impresiones en 3D pero, después de dieciocho meses esperando sin éxito un brazo biónico para su hijo, se animó a fabricarlo él mismo. Así empezó un padre de Stockton-on-Tees, en el Reino Unido, a cambiar la vida de Jaime, un niño de once años. Contar una extremidad superior funcional era aconsejable para que el pequeño ganara autonomía personal y, también, autoestima. ¿Y que pasó? Pues que el señor Miller compró una impresora en 3D. Posteriormente, consultó varios tutoriales de Youtube y, con la ayuda de algunos foros, empezó a familiarizarse con el mundo de los brazos biónicos. Lo más curioso del caso es el éxito autodidacto, ya que el padre logró su objetivo sin ningún conocimiento especializado previo. “No sabía nada al respecto antes de comprar la impresora 3D”, declaró Miller a Sky News.
¿Qué puedo estudiar para trabajar con personas con discapacidad?
El colectivo de personas con discapacidad está formado por seres con características muy diversas. Sin embargo, todas ellas presentan un … Leer más