Existen numerosos grupos de investigación en nuestro país, pertenecientes tanto a centros de investigación, como a universidades y red de hospitales del sistema nacional de salud, cuyos resultados de investigación podrían servir como base científica para la creación de numerosas spin-offs. Continúan existiendo dificultades para la puesta en marcha de las mismas, que ponen a prueba la determinación del investigador y su convencimiento en el proyecto. Sin duda la más difícil de vencer continúa siendo la búsqueda de financiación, no tanto para constituir la compañía, sino para avanzar en su desarrollo tras agotar las aportaciones propias, de familia o amigos y financiación pública iniciales.
“Solo una de cada diez nuevas compañías que se constituyen logra sobrevivir al cabo de diez años”
A medida que el plan de negocio va siendo más ambicioso las necesidades de financiación se ven incrementadas y se produce un estrangulamiento financiero que muchas compañías no logran superar. Solo una de cada diez nuevas compañías que se constituyen logra sobrevivir al cabo de diez años. Facilitar la llegada del capital a las empresas tecnológicas de reciente creación resulta crítico para su supervivencia.
Desde el sector valoramos positivamente iniciativas como el programa INNVIERTE orientado a PYMES y emprendedores en el sector de tecnologías sanitarias, o las medidas fiscales recientemente aprobadas en la Ley de Emprendedores el pasado mes de Septiembre, como el abono anticipado de deducciones de I+D entre otras. Existe una trayectoria en la creación de ecosistemas favorables para el emprendimiento en otros países de la que es posible aprender, como es el caso de Israel, Silicon Valley, Berlin o Londres, con una lógica adaptación a los rasgos de nuestro país.
Medidas dirigidas a atraer capital extranjero como el programa Yozma en Israel le han convertido en el país con la mayor concentración de capital riesgo per cápita del mundo.
Medidas para favorecer la internacionalización de nuestras compañías tecnológicas son asimismo bienvenidas por los emprendedores del sector, ya que siguen siendo muchas las empresas que se dirigen exclusivamente al mercado nacional, que ya es bastante considerable por sí mismo.
Por último, medidas encaminadas tanto a formación en emprendimiento del personal investigador e incremento del personal que forma parte de las oficinas de transferencia de tecnología de los hospitales, universidades y centros de investigación de nuestro país tendrían posiblemente bajo nuestro punto de vista un impacto favorecedor muy considerable en la generación de nuevas empresas tecnológicas, así como en la transferencia de tecnologías innovadoras procedentes de estos centros a compañías que lleven a cabo la comercialización y llegada al paciente de las mismas.
