La Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), más conocida como la selectividad está a punto de comenzar en todas las comunidades autónomas españolas (en algunas, como Asturias ya está realizándose, de hecho). A estas alturas, la mayoría de los alumnos que están preparándose para los exámenes ya saben de sobra en qué consisten los famosos exámenes. Sin embargo, muchos y muchas de los estudiantes que se tendrán que enfrentar a ella no saben muy bien en qué consiste.
Existe mucha mitología alrededor de la selectividad: historias de gente que copió con éxito, de grandes estudiantes que se bloquearon y no pudieron responder a ninguna pregunta, exámenes amañados… La lista podría ser mucho más larga: cada generación tiene sus propias leyendas urbanas relacionadas con la prueba. Pero en realidad no tiene mucho misterio.
¿En qué consiste la selectividad?
Se trata de una serie de exámenes escritos que realizan los estudiantes que quieren acceder a un grado en una universidad española, tanto pública como privada. Por norma general, hay exámenes de asignaturas concretas que son obligatorios para todos (como, por ejemplo, Lengua y Literatura) mientras que después, cada estudiante realizará otros exámenes específicos de su rama de Bachillerato (Matemáticas II). Hay un examen oral, que será en el examen correspondiente a la lengua extranjera que se haya estudiado.
Cada examen dura una hora y media. Entre examen y examen hay unos 45 minutos de descanso. Cada examen tendrá dos opciones diferentes entre las que hay que elegir una. Los estudiantes que deseen subir nota pueden presentarse también, de manera voluntaria, a la llamada fase específica que, según el MECD: «podrás examinarte voluntariamente en la denominada “fase específica” de un máximo de cuatro materias de modalidad (aunque ya sabes que sólo te subirán nota dos de ellas y deben estar relacionadas con la carrera que vas a hacer). Lo más aconsejable es que te presentes a dos exámenes de materias que realmente domines».
¿Qué pasa si suspendo?
Cada estudiante puede presentarse las veces que necesite a la PAU. Cada año hay una reválida (en algunos sitios en julio, en otros en septiembre). Esto es válido hasta que la prueba desaparezca, claro.
Asimismo, los estudiantes que no estén de acuerdo con las notas recibidas, pueden reclamar. Para ello tendrán un plazo de tres días. Esa petición no significa que vayan a volver a corregir el examen, pero sí se revisará que se ha puntuado correctamente, que se han tenido en cuenta todos los factores, etc. Este trabajo lo hace un profesor diferente al que corrigió el examen.
¿Qué pesa más el bachillerato o la PAU?
El cálculo es sencillo: 60 % de la nota de Bachillerato y 40 % de la PAU. Los que se hayan presentado a la fase específica: «se considerarán las calificaciones (con un mínimo de 5) de un máximo de dos materias de dicha fase que tras aplicar el parámetro de ponderación, aporten mejor nota de admisión, 0.1 si están adscritas a la rama de conocimiento del título al que se quiere acceder, 0.2 si la universidad ha elevado este parámetro por considerar que la materia es más idónea para enfrentarse con éxito a la enseñanza universitaria oficial de Grado que se pretende acceder».
Una de las preocupaciones más corrientes es la de la nota de corte para entrar en la carrera que se haya escogido. Cada año la nota de corte varía. Guiarse por la del año anterior puede dar una idea bastante acertada de cuál va a ser, pero también puede haber sorpresas. En la página del MECD se puede encontrar información más detallada acerca de la prueba, aunque lo más importante es lo que se ha explicado en el artículo.
