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Fábricas digitales que crean sonrisas

El mundo cambia, avanza, se reinventa, y nosotros debemos hacer lo mismo a su paso. La tecnología no para y si te bajas del tren, quizás no haya manera de volverse a subir. No obstante, hay gente que merece ser escuchada y tomada en cuenta, gente sorprendente que intenta ayudar a los más desfavorecidos de una manera altruista, aunque nos parezca sorprendente. Sí, habéis leído bien, en un mundo egoísta e individualista, aún quedan personas que sólo pretenden ayudar a los más necesitados, a aquellos que no tienen acceso a los medios existentes, y sin esperar nada a cambio.

Hablamos de las Fab Labs en general y de Gino Tubaro en particular, un emprendedor argentino de 21 años que a los 16 ya destruía objetos para construir otros. Es el fundador de Atomic Lab, un fab lab centrado en proyectos sociales que se encarga de crear manos para niños mediante la impresión 3D y que ya ha ayudado a más de 500 niños con este tipo de problema.

Qué es un Fab Lab?

Un fab lab (fabrication laboratory) es una especie de taller local o personal, con la particularidad de que la fabricación es digital y se vincula más a la sociedad que a la industria. Normalmente se suelen usar las novedosas impresoras 3D para fabricar todo tipo de objetos y ya existen en la mayoría de las principales ciudades del mundo.  Se trata de un modelo productivo que está empezando a transitar desde los espacios creativos hacia los hogares, y que se convertirá en algo cotidiano cuando los ciudadanos puedan acceder a la tecnología que les permita diseñar e imprimir los objetos que necesiten, en vez de comprarlos.

Gino Tubaro, Felipe y Atomic Lab

“La mamá de Felipe vio que yo disponía de una impresora 3D y me dijo: ‘Me gusta lo que hacen y mi hijo nació sin una mano. ¿Hay alguna posibilidad de que ustedes le hagan una prótesis? Si es así les pido que desarrollen una’”, recuerda Gino Tubaro. De la necesidad de ese niño, la angustia de la madre y del buen hacer del porteño, nació Atomic Lab.

La empresa de Gino es un fab lab ubicado en Buenos Aires en el que él y sus socios se centran en proyectos sociales. “Nos propusimos transformar a niños con discapacidad en superhéroes. Ya hemos fabricado y entregado 500 manos, pero tenemos una lista de espera de 3.500 niños de todo el planeta”, asegura el joven argentino.

En Atomic Lab, cualquier persona puede pedir una prótesis GRATIS, dar donativos o colaborar en sus proyectos. Además, cualquiera que disponga de una impresora 3D y ganas de ayudar, puede convertirse en lo que ellos denominan ‘embajadores atómicos’,quienes envían los archivos, corren con los gastos de los materiales de la impresión y sólo esperan a cambio que el embajador imprima la mano y empiece a “crear sonrisas”.

 

“No se trata de ayudar a los pobrecitos, sino de darles las herramientas y la formación necesaria para que sean autosuficientes”, explica Tomás Díez, director y cofundador de Fab Lab Barcelona que, como Gino, ha creado un laboratorio centrado en el diseño e impresión de objetos que tratan de dar respuesta a las necesidades de la comunidad local.

¿Recordáis el proverbio chino que dice: «Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida»?. Pues bien, Díez va un paso más allá y reinventa el proverbio: “No debemos darles las cañas directamente, sino proporcionar la tecnología y el conocimiento para que sepan cómo fabricarlas”.

 

El mundo cambia, avanza, se reinventa… Pero con personas como Gino, siempre habrá otra parada para volver a subir al tren.

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