Luis Marcos Nogales realiza en Epopeya Farmacéutica un viaje ameno y didáctico por Mesopotamia, Egipto, India, China, América, Persia, Grecia, Alejandría y Roma, para mostrar las pautas usadas y los hitos de la historia de la profesión farmacéutica. La narración presenta guiños y píldoras de humor comprimido en viñetas, del humorista gráfico Íñigo Ansola.
Todos los escenarios históricos que va recorriendo el libro aúnan el extraordinario rigor de reconstrucción histórica y el humor, con el ánimo de infundir optimismo y poner en valor la verdadera misión del farmacéutico, que, en palabras del profesor José María Medina Jiménez, autor del prólogo, es: “una misión olvidada pero de un profundo valor social, a saber, el propósito de disminuir el sufrimiento de nuestros semejantes”.
La historia comienza en Mesopotamia, donde las civilizaciones de Sumeria fueron las primeras en emplear serpientes como símbolo relacionado con la curación (la serpiente de la copa de la diosa Hygea, es símbolo de la farmacia hoy en día).
Continua con la civilización egipcia que tuvo también una amplia farmacopea, que conocemos gracias a la conservación de los papiros. En esta época destaca el uso del aloe, por ejemplo, para el tratamiento de las quemaduras.
El autor también recorre la milenaria cultura china que destaca por su sofisticación: practicaban tanto acupuntura como farmacoterapia, todo ello imbuido en el taoísmo.
La escuela de Hipócrates, estableció en Grecia la causa de las enfermedades como el desequilibrio entre los cuatro humores del cuerpo –bilis, atrabilis o bilis negra, sangre y flema—precisando de los medicamentos (pharmakon) para restablecer el equilibrio.
El viaje de esta Epopeya farmacéutica termina en Roma, continuadora de la cultura griega, con personajes tan importantes como Plinio el Viejo, autor de la Historia Naturalis, o Dioscórides, con su De materia medica, la compilación más importante de entonces, hasta llegar a Galeno y su Methodo medendi (Sobre al arte de la curación)
