El estrés, la angustia, la tristeza, el malestar… son buenas razones para ir al psicólogo y para utilizar indiscriminadamente todos los recursos disponibles para recuperarte: acudir al psiquiatra y a tu médico de familia y apoyarte en los que te quieren. Sin embargo, muchos psicólogos estamos apostando por una nueva forma de hacer psicología que acompaña más que cura, que orienta más que diagnostica, que sostiene más que trata. Requiere un cambio total de paradigma pero no es excluyente de otras formas de terapia.
Veamos algunos ejemplos:
1-En el trabajo te presionan por arriba y por abajo (un cliente lo llama hacer de sándwich) para obtener unos resultados inasequibles mientras coordinas distintos departamentos. Te sientes tan frustrado que pasas más tiempo disculpándote que haciendo tu trabajo. Al final, vas al psicólogo porque te sientes desmotivado. En este caso, con una o dos sesiones va a ser suficiente para aprender técnicas de comunicación eficaz, descubrir algunos trucos para gestionar tus emociones y ejercitarte en el razonamiento de nuevas alternativas.
2-Otro ejemplo. Las personas a tu alrededor te decepcionan constantemente. Tu pareja, tus hijos, tus amigos no se comportan según tus expectativas. Últimamente te quejas de todo, te has apropiado en exclusiva del rol de “poli malo” y no te sientes tú mismo. Has oído hablar de los psicólogos que practican terapia breve y decides probar. En una o dos sesiones te ayudarán a revisar tus creencias sin culpa ni autocrítica. Puedes aprender técnicas de negociación y conocer maneras de aplicar el refuerzo para conseguir tus objetivos de manera más agradable.
3-Otro más. Crees que tu pareja te engaña o tú tienes un amante. Teniendo en cuenta que fisgar en el móvil del otro se está convirtiendo en el deporte nacional, te sientes presionado para tomar una decisión pero no es tan fácil como creías en un principio. Un psicólogo puede ayudarte a mejorar tu relación de pareja o a conectar con tus necesidades para tomar decisiones difíciles. Puede acompañarte para que si llega la ruptura ésta sea lo menos traumática posible. O puede darte pistas para seducir de nuevo a tu pareja y enseñarte a disfrutar, a la vez, de la pareja y de la rutina. El psicólogo puede realizar terapia de pareja con los dos y ayudaros a superar esta crisis. Y en todo este proceso, el psicólogo no necesita más que diez o quince sesiones.
Así que un psicólogo puede ayudarte (y mucho) cuando estás sufriendo los síntomas desadaptativos de un trastorno mental pero, y eso es lo más interesante, también puede acompañarte cuando estás pasando por un momento complicado. Cuando necesitas un punto de vista más objetivo o con menos implicación emocional. Cuando piensas que puedes resolver tus problemas aprendiendo técnicas nuevas. Cuando no te sientes preparado para tomar decisiones difíciles. O simplemente para dejar de sentirte solo y abrumado.
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Gracias por este artículo. Me ha gustado bastante.