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COVID-19: el futuro de las cadenas de suministro

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La aparición del COVID-19 sacudió todas las estructuras de la sociedad. Los diversos ámbitos que la componen se vieron obligados a explorar un escenario desconocido, del que durante buena parte no se tuvo demasiada información y sobre el que aún hay dudas. Sin embargo, de manera progresiva y a través del estudios se han generado respuestas para tratar la situación.

Uno de los sectores que más afectado se vio durante este proceso fue el de la cadena de suministro. Ya no solo por las distintas medidas sanitarias que fue necesario implementar sino también por los cierres de fronteras o localidades que afectaron su despliegue. De ahí la importancia de comprender el actual escenario y pensar soluciones en caso de que vuelva a presentarse una situación similar.

Con base en ese objetivo, EAE Business School presentó recientemente el estudio “Las cadenas de suministro en la próxima pandemia. Cómo evitar disrupciones en la cadena de suministro”. El trabajo, enfocado en España, presentó un panorama actual y exploró escenarios futuros.

Se estima que las cadenas de suministros económicos en España tendrán un impacto de -3,3% del PIB del país. Aunque la cifra es exacta, puede experimentar diversas variaciones dependiendo de la evolución de la pandemia y las medidas que se tomen para atenderla. Hay que tener en cuenta que, junto con Rusia, Estados Unidos, Italia y Reino Unido, España se encuentra dentro de las naciones en las que más alcance ha tenido el COVID-19.

Uno de los datos que más resalta del estudio, por su impacto general, es cuánto pesará la enfermedad en el PIB, alcanzando un -10%. En palabras de Marcelo Leporati, quien es el autor del estudio, hay distintas razones que determinan el impacto del COVID-19 en el PIB español. “Puede ser el mayor peso del sector terciario en sus economías”, argumentó como una de las principales razones.

Sin embargo, Leporati detalló que el mayor peso en ese sentido se debe a las estrictas cuarentenas tomadas en los distintos países, teniendo que reducir la actividad económica de manera significativa. A esto se suma que cuando ocurre en las economías de Estados Unidos y China repercute de manera global, debido a los diversos acuerdos, tratados y relaciones comerciales que se sostienen con las dos potencias mundiales.

China: el gigante de la economía

A modo de contraste, en “Las cadenas de suministro en la próxima pandemia. Cómo evitar disrupciones en la cadena de suministro” se analizó el impacto del SARS en 2002 en China con el COVID-19 actual. En aquel momento, China sólo representaba el 6% del PIB mundial, algo que ha cambiado significativamente ya que en 2020 su influencia creció al menos diez puntos, teniendo el 16% del PIB mundial. Eso hace que cualquier decisión que se produzca allá se sienta en otras fronteras.

Dentro de las cadenas de suministros, China tiene casi el 50% de la producción global y un tercio de las exportaciones en diversos sectores. Esto incluye electrodomésticos, servicios electrónicos, textiles, ropa, entre otros. Es por eso que la estabilidad o no de su economía repercute directamente en otras porque se altera buena parte de los servicios.

Otro dato significativo en este sentido es que se estima que hay al menos 1000 multinacionales importantes ubicadas en áreas que estuvieron en cuarentenas en China.

Flujos intangibles

Dentro de este escenario, complejo y aún indefinido porque la normalidad no se ha alcanzando, hay una serie de factores que influyen y que normalmente no se tienen en cuenta.

Hay que considerar que las interrupciones en las cadenas de suministro no tienen relación con problemas de infraestructura sino que se explican por otras cuestiones. Sobre esto, Leporati explicó que hay compañías que no han hecho una gestión eficiente de los riesgos y, en otro sentido, las medidas tomadas por los gobiernos también han resonado en el sector. Acá, según el especialista, también influyen los mensajes contradictorios en medios tradicionales y en las redes sociales.

Todo este escenario, más el que se ha presentado en el sector sanitario, alteró el comportamiento de los consumidores. Esto explica la compra excesiva de productos básicos, derivando en desabastecimiento en diversas categorías. A largo plazo habrá pérdidas para diversos agentes vinculados con las cadenas de suministros porque se vio alterado el rimo de producción y entrega.

El impacto de lo anterior podría registrarse, de manera progresiva, en los próximos meses. Los fabricantes serían los principales perjudicados. Dentro del sector este proceso se conoce como “efecto látigo en las cadenas de suministro”.

El estudio hizo foco en este apartado, especialmente. Su objetivo se centró en explorar cómo los cambios dentro de los consumidores, en un escenario lleno de incertidumbre y que aún no se ha resuelto, impacta en la actualidad y puede influir en las estrategias futuras de compañías y ciudadanos en cuanto a compra y venta de productos se refiere.

De acuerdo con la investigación, la interrupción en la cadena de suministros guarda mucha relación con el cambio de comportamiento en los consumidores. Estos pasaron de compras racionales a no racionales, derivadas del temor, el miedo y la incertidumbre ante una situación imprevista y de la cual no se tenían experiencias previas recientes.

Profundizando en esto, el estudio estimó que 70% de la población mundial se ha visto expuesta a noticias vinculadas con el COVID-19. Sin embargo, en países como Corea, Japón o Italia, este porcentaje se eleva hasta el 90%. Esto permite estimar cuánto puede impactar tanta información en el estado emocional del consumidor.

En particular, se estimó que en España al menos un 52% de la población considera que hay una exceso de información relacionada con el tema, multiplicando la preocupación social. Por otro lado, un 35% opinó que cuanto percibe en los medios de comunicación es adecuado con el contexto mientras otro 13% pensó que se minimiza la información sobre el COVID-19.

Pensando en el futuro, el estudio sugiere que los fabricantes y sectores vinculados tienen que tener en cuenta los cambios en los hábitos que progresivamente se han presentado en la población. Esto incluye compras online, la reducción del pago en efectivo o, directamente, el no uso, así como la limpieza en el hogar más constante.

Estas variables seguirán manifestándose, por lo que es conveniente evaluar estrategias a partir de ellas.

¿Cómo abordar otras disrupciones?

El estudio recomienda tener en cuenta cuatro pasos:

  • Mapeo de la cadena de suministros, para ser consciente de fortalezas y debilidades
  • Diversificar las fuentes de abastecimiento, producción y distribución
  • Elaborar planes de contingencia y continuidad del negocio
  • Responsabilidad social

La investigación pudo conocer que al menos un 55% de las cadenas de suministros manejan un plan de contingencia para frenar la influencia del COVID-19 en el sector.

Hay que tener en cuenta que este tipo de estudios arrojan interpretaciones a partir de un momento puntual. Es posible que, debido a otras decisiones ajenas al trabajo, sus interpretaciones puedan verse alteradas.

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