Debido a la situación actual, la economía ha sido uno de los factores más influyentes para las empresas, por esta razón existe una clasificación de las empresas. Dependiendo de las diferentes variables, estas pueden tener características similares o diferencias entre ellas. Estas se clasifican según la dimensión jurídica, el número de trabajadores, entre otros criterios.
Cada una de las empresas puede pertenecer a más de una clasificación. Identificarlas y etiquetarlas facilita su control y análisis. Podemos etiquetarlas por su propiedad, la actividad, el mercado geográfico donde actúa, el tamaño o la forma jurídica, entre otras características.
Según su propiedad
Esta clasificación se basa en la actividad económica de cada empresa. Por ejemplo, en las instituciones públicas, la finalidad del beneficio de la actividad se invierte en bienes sociales y servicios comunitarios.
En el caso de las propiedades privadas, el control y el capital les pertenecen a personas particulares o también a otras empresas privadas. Las empresas pueden ser desde multinacionales hasta las tiendas de barrio. A diferencia de la empresa pública, esta se basa en obtener un mayor beneficio económico.
En esta clasificación también se encuentran las empresas mixtas, cuya propiedad es pública y a su vez, privada. Hoy en día existen empresas de propiedad pública, sin embargo, tienen una gestión privada.
Según su actividad
Según el tipo de actividad que desarrollen las empresas, se determina su clasificación y se puede diferenciar entre empresas del sector primario, secundario y terciario.
En el sector primario se encuentran las empresas que extraen las materias primas de la naturaleza. Estas están orientadas hacia la agricultura, la caza, la ganadería, la pesca, los recursos forestales y la minería.
Las empresas del sector secundario se dedican a transformar las materias primas en productos. Por ejemplo, la industria textil, naval, siderúrgica, química, etc. También se incluye la construcción y las fábricas.
El sector terciario engloba a dos grupos de empresas: las comerciales, que se dedican a comprar unos productos para luego venderlos sin transformarlos, como una papelería o una tienda de comics. Y las de servicios, que ofrecen productos intangibles, como una academia que da clases particulares.
Según su mercado geográfico
En función del ámbito geográfico en el que las empresas realizan su actividad, se puede distinguir entre empresas locales, nacionales o multinacionales. Todo depende de la cobertura geográfica establecida por cada empresa.
Según su tamaño
Las empresas pueden clasificarse según su tamaño en grandes, medianas, pequeñas y microempresas. No hay un único criterio para poder realizar esta clasificación. Podemos filtrarlas por la cantidad de empleados, el tipo de negocio o la cantidad de capital que se maneja.
Las empresas grandes se constituyen por su gran cantidad de soporte capital, un gran número de trabajadores y el volumen de ingresos al año.
Las empresas medianas también emplean un amplio número de trabajadores y su volumen de ingresos son limitados y muy regulares. Estas pueden tener sindicato y procedimientos automatizados.
Las empresas pequeñas, por el contrario, cuentan con un número de trabajadores e ingresos reducidos. Estas empresas generalmente son entidades independientes, creadas para ser rentables pero sus beneficios tienen un límite.
Las microempresas son de propiedad individual y los trabajadores e ingresos se establecen en cuantías muy personales. Su maquinaria es reducida y en múltiples ocasiones, el propietario es el encargado de todo.
Según su forma jurídica
Esta es una clasificación importante, ya que nos indica las obligaciones que tiene que cumplir los socios según la forma que elijan. Podemos encontrar dos grupos:
Las empresas individuales están conformadas por una sola persona que puede responder frente a terceros con sus bienes (autónomos) con responsabilidad ilimitada, o hasta el monto aportado para la empresa. Hablamos de empresas familiares o pequeñas.
Las sociedades mercantiles, en las que varias personas se unen con un contrato para formar una nueva empresa que tiene personalidad jurídica. El contrato debe hacerse con escritura pública ante notario e inscribirse en el registro mercantil.
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