La participación en actividades teatrales pretende la desmecanización física e intelectual de sus practicantes. Este es uno de los motivos por el que el teatro se aplica en cárceles y geriátricos y, cada vez más, en empresas. «En un mundo bombardeado por la esquizofrenia de las imágenes, el juego dramático y la recuperación de la oralidad permite el diálogo sosegado», señala Vicente Alfonso, codirector del Máster Propio en Teatro Aplicado de la Universitat de València y profesor del departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de esta institución pública.
El teatro se enfoca de forma diferente en cada ámbito. Por una parte, en las prisiones se preparan textos teatrales, espectáculos y talleres de dramatización cuyos objetivos se basan en la diversión, la rehabilitación, la transformación y la psicoterapia. «El potencial de curación del teatro ayuda a mantener la esperanza, el sentido de identidad y el deseo de vivir», cuenta Alfonso. En este caso, hay internos que están dispuestos a colaborar y otros que, aunque al principio lo rechazan, acaban participando a través de pequeñas propuestas y aportaciones.
Una ayuda para mantener los recuerdos
Por otra parte, con personas de la tercera edad, el teatro se articula de manera diferente. Los participantes cuentan sus historias de vida y a partir de ellas, se montan dramatizaciones que ayudan a estimular los recuerdos y las experiencias de estas personas. Todo ello se puede interpretar por los mismos mayores o por profesionales del mundo teatral. «La cooperación entre la química médica y las acciones dramáticas constituye el ingrediente para que los medicamentos hagan su efecto», indica el codirector del curso.
Por último, el teatro en la empresa o business theatre también tiene beneficios, según afirma el profesor Vicente Alfonso. Este se aplica a través de piezas teatrales para la formación continua del personal y suele aplicarse o ‘a la medida’ o ‘a la medida utilizando estrategias dramáticas’. «Este tipo de representaciones fomentan la motivación y la calidad de vida, la comunicación, la cultura empresarial, las relaciones humanas, las habilidades sociales, así como la creatividad y la toma de decisiones», comenta Alfonso.
