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¿Está agotado el modelo educativo actual?

La imagen de la escuela en la actualidad (al menos en los países más desarrollados), responde al siguiente estereotipo: largas y tediosas clases magistrales; poca interacción y participación por parte del alumnado; profesores y alumnos desmotivados; memorización de contenidos para los exámenes… Sí, es un cliché, pero, lamentablemente, la fotografía actual de una clase en casi cualquier colegio de España responde bastante a esta descripción.

A la educación tradicional le empiezan a salir voces discrepantes, movimientos que abogan por variantes educativas o por modelos totalmente libres y no reglados. Uno de estos planteamientos se plasmó en un documental argentino difundido en el año 2012 y que lleva por título La educación prohibida. Si bien es una película bastante sesgada (tal y como argumentan algunos artículos), lo cierto es que pone el dedo en la llaga y plantea nuevas maneras de educar, en la que el alumno no va a la escuela de manera mecánica a memorizar, sino que goza de mayor libertad para elegir su propio camino educativo.

Más allá de la pantalla, en la actualidad ya hay algunos centros docentes que están probando cosas nuevas. Un buen ejemplo es el modelo que plantean los jesuitas en Cataluña, con el que han transformado las aulas en espacios de trabajo en grupo y han erradicado los horarios, las asignaturas y los exámenes. Según sus responsables pedagógicos (en cuyos centros estudian más de 13.000 alumnos), con el modelo educativo tradicional los estudiantes se aburren y desconectan. Por eso han diseñado este modelo, bautizado como Horizonte 2020, con el que han derribado paredes de las aulas para crear nuevos espacios grandes en los que trabajar en grupo y han asignado tres profesores a los grupos de 60 alumnos.

La jornada en estas escuelas empieza con 20 minutos de reflexión durante los cuales los alumnos se plantean qué aprenderán ese día y, entonces, se ponen a trabajar. Pero no lo hacen siguiendo las clásicas asignaturas, sino por proyectos. Por ejemplo, si eligen trabajar sobre el imperio romano, durante ese día aprenden arte, latín, historia y geografía; todo en un mismo día y no por separado.

Pero al margen de los jesuitas, Youtube está plagado de vídeos que invitan a reflexionar sobre la educación que le damos a los niños y adolescentes. Uno de ellos es Nacidos para aprender, un corto que está en la línea de las nuevas maneras de educar. Este vídeo defiende que los niños y adolescentes tengan más campo para interactuar entre ellos a través del juego, en vez de forzarlos a sentarse pasivamente en clase, ya que el juego «nunca es solo juego», sino una manera muy efectiva para aprender.

Seguramente, ninguna de estas voces discordantes tenga una receta educativa válida y aplicable en todo el mundo. Sin embargo, el elevado índice de fracaso escolar; la falta de recursos que tienen los profesionales de la educación; la desconfianza mutua entre familias y profesorado; o el poco fomento de la creatividad y curiosidad que se respira actualmente en las aulas, son motivos suficientes para que nos replanteemos si el camino que estamos siguiendo es el correcto.

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