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¡EL ESTRÉS ENGORDA! ¿por qué nos da por comer más cuando nos estresamos?

Los innumerables quehaceres que tenemos programados a lo largo del día, nos alteran creándonos estrés. Como consecuencia, el cerebro reacciona de la misma forma que lo hace ante un peligro físico: da instrucciones a las células para liberar hormonas que nos incrementen el nivel de azúcar en sangre. A continuación, nuestro cuerpo recibe una ráfaga de adrenalina, que hace combustionar la energía almacenada para que podamos luchar contra esta adversidad.

La hormona encargada de llevar a cabo la gestión es el cortisol, que indica al cuerpo que debe reponer esa energía supuestamente “gastada”. Como resultado, nuestro cerebro llama a la hormona grelina, encargada de que tengamos hambre, y la pone en funcionamiento. ¡Hay que reponer fuerzas! Es ahí cuando empieza lo peor: aparece el hambre, incluso la gula. Hazme caso, no desees tener una nevera o una tienda alimentaria cerca, porque tus peores antojos (un dónut, pizza, etc.) se pueden materializar.

Seamos sinceros. La mayoría de nosotros, no iremos a la nevera por una pieza de fruta o un yogur, sino por chocolate, helado o un paquete entero de jamón de york. Y, en caso de que elijamos un yogur, le añadiremos tal cantidad de suplementos (como los famosos toppings), que se acabará convirtiendo en una bomba de relojería. Porque cuando estamos estresados suspiramos por alimentos dulces o salados y de alto contenido en grasa, sencillamente porque éstos estimulan el cerebro para que liberen sustancias químicas que generan placer y que reducen la tensión.newmind

En el caso de las mujeres, la depresión también les influye de la misma forma que el estrés. Estamos acostumbrados a ver en las películas o series, que, tras una mala racha, las protagonistas se comen un helado tras otro mientras lloran sentadas en el sofá. En el caso de los hombres es distinto, el estrés les afecta de una forma mucho más codiciosa. Mientras que las mujeres van picando a todas horas, el ser masculino devora la nevera en cuestión de segundos. Es normal escucharle una respiración asfixiante, mientras se relame al abrir otro paquete de dulces.
¡Pero atención!, el estrés crónico puede llevarte a una situación complicada antes de tiempo. El aumento del cortisol puede tener un efecto devastador. Al mismo tiempo que reduce la testosterona, encargada de estimular el desarrollo muscular, promueve el almacenamiento de grasa visceral, aumentando el colesterol y los niveles de insulina. Este proceso que ocurre de forma natural con la edad, con una presencia elevada de cortisol, se acelera.

Ante esta situación fatídica oirás que tienes que dormir tus 8 horas y a la vez hacer ejercicio, como por ejemplo ir al gimnasio 3 veces por semana, comer despacio y hacer 5 comidas diarias que no sean copiosas, ¡ah! y quitarte de todos tus antojos por supuesto, incluida la cafeína que te ayuda a mantenerte despierto.

Pero seguramente, al leer todas estas recomendaciones, estarás entrando en una espiral de estrés que alertará a tu cerebro de un peligro inminente, a la vez que estarás liberando cortisol, lo que te provocará un hambre desmesurada. ¡Así que no he dicho nada! Ahora a descansar, relajarse y, si ves que no vas a poder desencadenarte del estrés, quizá es que ya va siendo hora de que cambies de forma de vida.

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Fuente: Blog Instituto NEWMIND

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