La profesión de interiorista es hoy en día una de las profesiones con mayor demando en el mercado laboral. La renovación de viviendas antiguas, el cambio generacional y la nueva construcción de viviendas han generado la demanda de una nueva visión adaptada a nuestra sociedad. Dentro del diseño de interiores, la redecoración de locales comerciales, pisos compartidos y viviendas turísticas son ahora un nuevo reto para estos diseñadores.
Su labor es crear conceptos y diseñar entornos adaptados a las necesidades de los clientes, adaptándose a su estilo de vida de la manera más funcional y estética posible.
Como diseñadores de interiores, dominan la arquitectura interior y los materiales de construcción, así como cualquier elemento de decoración. Son especialistas en la optimización del espacio, la gestión de gremios y en adaptar su punto de vista estético al de los clientes.
¿En qué consiste su día a día?
El interiorista o diseñador de interiores está en contacto constante con su cliente. En la primera reunión se plantean las primeras pautas del trabajo así como una estimación económica de lo que el cliente pretende invertir. En esta fase, el diseñador debe intentar conocer su cliente, averiguar sus necesidades, gustos y su forma de vida, para así poder hacerse una idea de lo que desea proyectar en su vivienda o negocio.
El conocimiento de materiales y costes es algo que tendrán que tener muy presente para poder adaptar el presupuesto establecido y poder presentar varias propuestas al cliente.
El contacto diario con los gremios servirá para controlar la planificación del trabajo, la calidad de la ejecución de la obra y, algo muy importante, cumplir con los tiempos de trabajo.
Es imprescindible que el cliente sepa cómo va a resultar su proyecto. Para ello, el interiorista deberá mostrarle planos alzados detallados, presentaciones gráficas en tres dimensiones y cualquier elemento que pueda ayudar al cliente a previsualizar el resultado final.
Mantener al cliente informado a lo largo de la ejecución del proyecto es fundamental. Esto genera cercanía y confianza en el diseñador y el cliente permanece informado del día a día de la obra.
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