Este mes de junio, el alumnado y el profesorado de la Escuela de Artes y Superior de Diseño (EASD) Mestre Mateo de Santiago de Compostela, celebró la graduación de la promoción 2022. Con esta celebración finaliza una viaje que comenzó en el año 2018 para los grados de Diseño en la especialidad de Producto y de Moda y en el 2020 para los Ciclos Superiores de Fotografía, Técnicas Escultóricas y Joyería Artística.
La Escuela Mestre Mateo es un barco hecho de piedra, «material que cuesta mucho trabajar pero perdura cientos de años». Este barco construido en 1888, navega con rumbo fijo por las corrientes artísticas, por las ráfagas políticas y por los movimientos de los remos sociales. Navega, navega firme, cargado de aprendizajes y enseñanzas de oficios profesionales y artísticos. Navega, navega firme, cargado de herramientas de todo tipo y tamaño. Pequeña como una aguja imprescindible para «coser la segunda piel». Simple como la segueta para «realizar los diseños más complejos que engalanan los cuerpos». Resistente como el yunque para moldear el hierro «que por muy duro que sea, si sabes donde golpear con maña y fuerza, puede ceder a la voluntad de uno». Rápida como una cámara de fotos que «congela trozos de la vida que el ojo no alcanza a ver». Revolucionaria coma la impresora 3D que «permite realizar todos los diseños imaginables». Navega, navega firme cargado de materiales de diferentes calidades. Resistente como la madera que «con paciencia y cariño es posible sacar de las árboles las formas de nuestra imaginación». Preciosos como el oro o la plata «nobles por naturaleza». Versátil como el barro o la arcilla que «sin una estructura adecuada no soportan su propio peso». Navega, navega firme con la lección de vida de la sonrisa de cada una de las cinco mujeres que mantienen el barco a flote. Dos encargadas de la higiene, otras dos de la seguridad y una del diario administrativo del viaje.
Con humor el alumnado comenta que cuando subieron el primer día al barco Mestre Mateo, tanta escalera le dio mareo porque llegaron a ver el cielo y al finalizar bajaron con el corazón lleno. Afirman que atracar en el puerto es como un salto al futuro, que las mayores lecciones aún están por llegar y que siempre recordarán este viaje en el «Barco de piedra» Mestre Mateo.
Escrito por:
Mercedes Vega Cerqueiro
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