Un automóvil requiere de diseño y personalización y para eso existe la colorimetría para coches, la cual consiste en estudiar la medición de los colores y sus percepciones. Así mismo, permite formular métodos para la cuantificación del color, es decir, valores numéricos con los cuales se miden los colores. Continúa leyendo si quieres saber sobre la creación de colores para coches y, además, si tienes gran interés en una formación relacionada con este ámbito, un curso en pintura de vehículos te está esperando.
Importancia de la colorimetría para coches
El color de un coche es una de las características más relevantes ya que su significado podría estar relacionado con la personalidad y forma de ser del conductor. Pero principalmente, se transforma en un elemento de identidad para ciertas marcas y modelos de vehículos.
Hoy en día, la industria automovilística ofrece cada vez más opciones cromáticas, con tonos elegantes y modernos. El control del color se vuelve un aspecto clave a la hora de fabricar un nuevo coche. Su paso por el taller se hace más complejo debido a la amplia variedad de matices y efectos de pintura, sim embargo, existe una amplia gama de herramientas de color que hacen de este proceso algo más simple.
Creación del color para vehículos
En el mercado existe un extenso abanico de matices y opciones cromáticas, desde la tonalidad hasta el acabado (sólido, perlado, metalizado, entre otros). Por ejemplo, un blanco ha dejado de ser un blanco sin más. Y en total, en un laboratorio se invierten 1.000 litros de pintura para crear una nueva tonalidad.
Pueden pasar tres años desde que una marca lleva a cabo el primer estudio de mercado hasta que se aprueba y se aplica la pintura sobre el coche. Uno de los objetivos principales es buscar la forma de satisfacer las necesidades. Pero eso no es tarea fácil ya que esto implica crear e identificar las alternativas disponibles para cada modelo. Este largo proceso está compuesto por diferentes pasos, los cuales son:
- Analizar tendencias
En el primer paso de este largo proceso, un equipo especializado se dedica a analizar las tendencias del momento para proponer la paleta de colores. En términos generales, los vehículos pequeños pueden tener colores más llamativos y homogéneos, mientras que los más grandes tienden a los oscuros metalizados. Asimismo, los tonos más divertidos y arriesgados van a un target juvenil; a medida que avanza la edad de los consumidores se apuesta por colores más sofisticados. El tipo de automóvil también influye en la elección de colores: un deportivo no tendrá la misma gama cromática que un SUV.
- Comprobar matices
El tono debe probarse sobre chapa del vehículo para ver su aplicación y el efecto visual que produce. Aquí se verifican los matices y la profundidad del tono en piezas expuestas a la luz solar y a la sombra para cerciorarse que el color aplicado corresponda al que se había diseñado.
- Proceso de pintado
Estando en el taller, los coches se pintan a una temperatura de entre 21 y 25 grados. Se utilizan dos kilos y medio de esmalte, en un proceso automatizado, para el que se destinan 84 robots y seis horas por vehículo. Las cabinas de pintura tienen un sistema de ventilación similar al de los quirófanos con el objetivo de evitar que entre polvo del exterior e impedir, así, que se posen impurezas sobre el coche recién pintado. Las siete finas capas de pintura se secan en un horno a 140 grados.
- Escáner final
Este último paso es el más sencillo de todos. En solo 43 segundos, un escáner de última generación verifica que todo esté perfecto sin ninguna anomalía que afecte la calidad del resultado final. Luego de esto el coche puede ser entregado al cliente final.
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