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La educación como método para erradicar la violencia contra la mujer

violencia de género

Con el urgente objetivo de prevenir la violencia contra la mujer que, desgraciadamente, tantas portadas de periódicos protagoniza todos los días, el proyecto ‘Ni cuentos con perdices, ni novelas rosas».

Este proyecto intenta mediante charlas y talleres colaborativos erradicar los roles de género y educar la inteligencia emocional para manejar situaciones conflictivas y/o de violencia de forma asertiva.

La adolescencia es una época de transición en la que los estudiantes pasan de ser niños a jóvenes adultos, con todo lo que ello conlleva. Para muchos, es un momento de cambios a nivel físico que puede afectar a su autoestima, y también es tiempo de entablar sus primeras relaciones amorosas (incluso sexuales). Pero la falta de educación afectivo-sexual hace que, en ocasiones, desarrollen conductas negativas.

Teniendo en cuenta su propia experiencia durante la adolescencia, Loola Pérez, presidenta de la asociación Mujomur (Mujeres Jóvenes de la Región de Murcia), graduada en Filosofía y con formación en Psicología y Sexología, ha diseñado un proyecto para liberar las aulas de machismo y empoderar al alumnado a entablar relaciones interpersonales más saludables. Lo ha llamado ‘Ni cuentos con perdices, ni novelas rosas’ y, con él, ha ganado uno de los Premios Jóvenes Emprendedores Sociales (JES) de la Universidad Europea.

La meta principal ha sido la prevención de conductas de riesgo, el desarrollo de la afectividad y la resolución de conflictos. Para ello, explica qué se considera violencia machista; se trabaja en la construcción de una identidad no sexista desmontando los roles masculinos y femeninos en las diferentes culturas y a lo largo de la historia; y también se desarrollan destrezas y habilidades de inteligencia emocional para afrontar las situaciones de conflicto.

Se dan varias sesiones a lo largo del curso y en ellas se abordan contenidos relacionados con la igualdad, el respeto a la diversidad, la superación de estereotipos machistas, la socialización diferencial o la educación afectivo-sexual, por ejemplo. El programa se elabora para que exista una continuación entre las actividades. Además, con ayuda de los orientadores del centro, se abordan los talleres desde la transversalidad con asignaturas curriculares como Biología, Ética o Historia.

No sólo los más jóvenes necesitan educación sexual

Y es que en este proyecto también han empezado a trabajar también con las AMPAS, ya que el canal de comunicación entre padres, hijos y docentes sobre estos temas se está abriendo poco a poco. Con ellos abordan la preocupación por temas como el sexting, los límites entre la autonomía de los hijos y su responsabilidad como padres o el aumento de abusos sexuales en la juventud.

Fuente: Educación 3.0

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