Las ofertas de empleo para los graduados en Formación Profesional han experimentado un gran crecimiento, ocupando un 41,3% del total de vacantes en las empresas. Según el estudio anual del Observatorio de la Formación Profesional en España de CaixaBank Dualiza junto con Orkestra, Instituto Vasco de Competitividad, en la próxima década, España, necesitará cubrir 9,6 millones de puestos de trabajo y, los ciclos formativos, serán una pieza clave para ocuparlos.
Según el estudio, el mercado laboral crecerá 1,3 millones, sobre todo, en los sectores de actividades financieras, con un 21%; de la construcción, con más de un 20%; la informática y las comunicaciones, con un 14% y el comercio, con un 13%. El aumento de los puestos de trabajo hasta, casi, 10 millones de ofertas laborales, surge a partir del reemplazo, es decir, personas que actualmente están trabajando, pero que, en un plazo de 10 años, finalizarán su etapa como trabajadores, dejando lugares libres en sus sectores.
De esta manera, las oportunidades de empleo serán a causa de la sustitución de aquellas personas que actualmente están activos. Actualmente, estos puestos de trabajo son ocupados por personas especialistas o altamente cualificadas y, por ese motivo, la Formación Profesional deberá tener una gran e importante implicación. Esto se debe a que la actual FP ha de ser capaz de poder formar a personas con niveles formativos bajos, de poder cualificar de nuevo personas que ya están ocupando sitios de trabajo, pero que no cuentan con títulos oficiales o una especialidad y, además, adaptar la oferta de los ciclos basándose en las ofertas de trabajo.
La posición de la FP sigue mejorando en el sistema educativo, puesto que la matriculación en esta enseñanza ha aumentado significativamente. Este crecimiento puede estar causado por la matrícula de personas que desean aumentar su nivel de estudios y retornar al mercado laboral con una mejor formación, ya que la crisis sanitaria ha aumentado el desempleo. Hay que destacar, además, que se ha mejorado la eficiencia del sistema educativo de ciclos formativos, que en la actualidad se encuentra a solamente doce puntos (64,6%) por debajo de los estudios de Bachillerato (76,7%).
Este aumento en la FP tiene una estrecha relación con el aumento de la tasa del nivel de educación de la población. España mantiene como objetivo poder experimentar un crecimiento en el porcentaje de personas con una titulación y, aunque el ritmo de crecimiento es menor a lo esperado (las personas sin formación obligatoria significan un 36,7% en 2020) se puede comprobar el progreso. Este interés en la formación por parte de la población deriva del incremento de la demanda de estudios en las ofertas laborales. Los trabajadores deberán poseer altas cualificaciones para poder mantenerse en las mejores posiciones dentro del mercado laboral. Además, en los próximos años, aumentará la demanda de estas cualificaciones por parte de las empresas. También es un dato de interés conocer que la experiencia profesional significa un punto a favor en las entrevistas de trabajo.
La COVID-19 ha marcado una disminución en la tasa de desocupación de la FP y de todos los niveles educativos en España. Además, esta crisis ha provocado un incremento de la tasa de desempleo. Aun así, la Formación Profesional ha luchado contra el desempleo y ha podido ganar ante los estudios del mismo rango o incluso de estudios superiores. Es decir, a pesar de la pandemia y de los resultados negativos que esta nos ha impuesto, las ofertas de trabajo que necesitaban graduados en un ciclo se han mantenido para las personas con una FP.
El estudio también ha revelado que los estudios de ciclo pueden ser el motor de la transformación. España es uno de los países con mayor índice de personas que cuentan con estudios superiores, pero, a su vez, es uno de los países con mayor porcentaje de población sin estudios o con solamente los estudios obligatorios. Nuestro país tiene como reto mejorar el sistema educativo, los mecanismos de formación, aportar facilidades a la población para que se puedan permitir estudiar y ajustar los estudios a la necesidad de las ofertas laborales. En estos cambios, la FP juega un papel fundamental, ya que estos estudios pueden juntar todas las mejoras que se están buscando.
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