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La historia, una ciencia para ¡morirse de risa!

La historia. Esa ciencia que nos permite conocer qué ocurrió antes de nuestra existencia y porqué el mundo ha evolucionado como lo ha hecho, aunque puede parecer especialmente difícil a la hora de mostrarla a los alumnos de manera amena y creativa. Normalmente, nos limitamos a las listas interminables de fechas y nombres, algo que provoca que los chicos pierdan con mucha facilidad su atención y motivación por el tema en cuestión. Nos ha pasado a todos.

No obstante, en la historia no sólo existen nombres y fechas, también son pasajes, acontecimientos y momentos que nos han permitido aprender y evolucionar, y algunos son tan divertidos como claves para el devenir de nuestra actualidad. ¿Sabías que hoy en día podemos disfrutar de la luz gracias a la fobia a la oscuridad de su inventor? Así es, Thomas Alva Edison  tuvo la maravillosa idea de crear una lámpara eléctrica debido a que tenía miedo a quedarse a oscuras.

Otro aspecto histórico muy destacable y sorprendente viene de la época victoriana londinense cuando, debido al desconocimiento médico de aquél entonces,  se les consideraba enfermas a las mujeres que tenían su menstruación y se les obligaba a permanecer en cama. Me pregunto qué debieron pensar los médicos de la época al ver que había tantas mujeres enfermas con los mismos síntomas mensualmente…

Por otro lado, y siguiendo con la historia londinense que nos atañe a todos, cuando los conquistadores anglosajones llegaron a Australia, se asombraron al ver unos extraños animales que daban saltos increíbles. ¿Australia? ¿Animales que se mueven saltando? Sí, lo habéis adivinado, se trata de los canguros. Como no habían visto nada parecido, llamaron a un nativo (los indígenas australianos eran extremadamente pacíficos) y les preguntaron. Al notar que el indio siempre decía «Kan Ghu Ru» adoptaron el vocablo inglés «kangaroo» (canguro). Los lingüistas determinaron tiempo después que el significado de lo que los indígenas querían decir era «No le entiendo». Una confusión que llevó a dar nombre a uno de los animales más exóticos que conocemos.

Aunque para anécdota graciosa la que nos transporta a la antigua Grecia. Hablamos de Crisipo de Solos, un pensador del s.III a.C, considerado uno de los padres del estoicismo, un movimiento filosófico que defendía que la verdadera felicidad sólo podía conseguirse prescindiendo de los bienes materiales y de lo que nos rodea. Por esa razón, resulta especialmente paradójico que este individuo  muriera como se cuenta que murió, ya que existen pocas formas más impresionantes de plegarse a la influencia del mundo exterior que morirse de un ataque de risa. Como a muchos de sus colegas de profesión, a Crisipo le gustaba mucho el vino y, entre copa y copa y en un estado mucho más animado de lo habitual, no se le ocurrió mejor idea que compartir su bebida con un burro, y observar como éste intentaba comer con las facultades mermadas. Una ocurrencia cruel y un tanto incomprensible (hoy en día, por desgracia, ya no nos sorprendería tanto) pero que le provocó tal ataque de risa que terminó por matarlo de asfixia o por un paro cardíaco. Vamos que murió a carcajadas porque se le calentó el hocico… y al pobre burro también.

Como habéis podido observar, la historia es muy interesante e incluso muy divertida, sólo hace falta saber cómo encararla. Para ello, desde Emagister te ofrecemos varios cursos, postgrados y másters de todos los ámbitos que engloba el estudio de la historia universal.

¿Y a ti, qué te parece la vertiente divertida de la historia? Aunque tampoco hace falta llegar hasta el punto de Crisipo y morirte de risa, nunca mejor dicho. Deja tu comentario y si sabes algún pasaje divertido no dudes en compartirlo con nosotros.

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