“Tenemos que ser capaces de articular una inteligencia colectiva para construir el nuevo futuro y afrontar el reto que plantea la inteligencia artificial”. Así se manifestaba la presidenta de Hispasat, Elena Pisonero, en la octava sesión del Observatorio EOI de Economía Global, celebrada ayer en el Campus EOI Madrid.
Dirigido y moderado por Agustín del Valle, economista y profesor emérito de la Escuela de Organización Industrial(EOI), el Observatorio EOI de la Economía Global es un proyecto de EOI Alumni que ofrece la oportunidad de escuchar a expertos en cuestiones candentes de la economía española e internacional. El encuentro fue presentado por la directora general de EOI, Nieves Olivera.
En esta sesión, Pisoneromantuvo una conversación con Javier Andrés, catedrático de Economía de la Universidad de Valencia, en torno a la revolución 4.0 y su impacto en el mercado laboral a medio y largo plazo. La principal disyuntiva que abordaron: ¿nos llevará la inteligencia artificial a un escenario totalmente disruptivode sustitución masiva de trabajadores por máquinas o, por el contrario, no habrá tal debacle?
La presidenta de Hispasat y profesora ad-honoremde EOI destacó a lo largo de toda la sesión la relevancia del trabajo en comunidad para enfrentarse a este riesgo de desempleo a gran escala. “No creo que haya paro masivo, pienso que seremos capaces de gestionar el nuevo escenario”, agregó, pero para eso es necesario un “esfuerzo colectivo” para que la tecnología y sus beneficios alcancen a toda la sociedad. “Si no, iremos hacia la distopía”, advirtió.
En este sentido, Pisoneroalertó sobre los nuevos modelos de negocio surgidos de esta revolución digital y que “no están creando empleo en la forma en que este se entendía tradicionalmente; es un concepto de trabajo totalmente distinto”.
Javier Andrés se mostró moderadamente optimista con respecto al impacto de la cuarta revolución industrial sobre el crecimiento económico y el empleo. “El paro masivo no es imposible, pero sí bastante improbable. Hay factores que hacen pensar que no se trata de un riesgo inminente”, aseguró. “Hay que preguntarse si esta es una tecnología masivamente más sustitutiva que la de revoluciones anteriores. Ya hemos pasado por otros cambios estructurales antes y, además, partimos de una sociedad con un estado de bienestar bastante desarrollado”, señaló Andrés.
Para el catedrático de Economía de la Universidad de Valencia, el mayor riesgo en este sentido sería “la polarización del mercado de trabajo”, es decir, que el desempleo afecte no solo a un determinado perfil profesional con ciertas capacidades fácilmente asumibles por la inteligencia artificial, sino que lleve a la desaparición de bloques profesionales enteros.
Javier Andrés puso de relieve la incertidumbre sobre cómo prepararnos y formarnos adecuadamente para enfrentar estos cambios que exige el nuevo escenario: “Tenemos más preguntas que respuestas”, admitió, y añadió que “es tarea de los individuos, del estado y de la empresa implicarse en estos cambios”.
A este interrogante, Elena Pisonero insistió en la importancia de “potenciar lo que ya sabemos que va a ser útil y construir sobre eso soluciones nuevas”. Instó, además, a aprovechar el “enorme capital humano” con que cuentan las empresas en Europa para buscar estos nuevos caminos y concluyó apuntando las implicaciones éticas de estos avances tecnológicos: “Tenemos que avanzar en la protección de las personas y plantear el debate de cuánta libertad estamos dispuestos a ceder”.
