Los meses de verano son clave para el cuidado de la piel, ya que la exposición directa al sol es mucho mayor que en cualquier época del año. Por este motivo, hay que poner especial atención a su cuidado en estas fechas.
Efectos del sol en la piel
Al tomar el sol, Martínez Pérezindica que el cuerpo está expuesto“a un conjunto de radiaciones electromagnéticas de las cuales la radiación ultravioleta (UVR) y la radiación visible forman parte”. A su vez, de la radiación ultravioleta que llega a la Tierra, un 95% es UVA y el 5% restante es UVB.
Por una parte, la UVB es la responsable de las quemaduras procedentes del sol, los bronceados y los cánceres de piel. Por otra parte, la exposición habitual a la UVAlleva a que se degeneren las fibras de colágeno y al aumento del “riesgo de la UVB para el cáncer melanoma y no melanoma de piel”, como indica Martínez Pérez en un estudio publicado en 2002.
Esta autora, hace una clasificación de los tipos de reacciones de la piel por las radiaciones ultravioleta. Hay dos tipos: las que son esperadas y las que son anormales.Dentro de las esperadas y más rápidamente visibles están:
- Quemadura solar. Es la consecuencia más común. Consiste en un enrojecimiento de la piel asociado a un ardor y cierto dolor en la zona donde se ha producido la quemadura. En caso de que la exposición haya sido de forma intensa, pueden aparecer incluso ampollas.
- Bronceado. Es causado por el oscurecimiento y la redistribución de las células de la melanina epidérmica. La pigmentación de la piel aparece aproximadamente en los dos días siguientes a la exposición a la UVB.
Dentro de los efectos anormales de la piel ante la sobreexposición al sol destacanla fotosensibilización por químicos externos, defectos de reparación del ADN y dermatosis por la UVR (acné, lupus, psoriasis, dermatitis…).
Medidas de protección
La Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2015 publicó una serie de medidas para proteger la piel de las radiaciones del sol. Estas medidas son las siguientes:
- Empleo de gafas de sol, sombreros y prendas de vestir que cubran zonas propensas a sufrir quemaduras, como es el caso de la nuca o los hombros. Las gafas de sol siempre deben tener “un índice de protección del 99-100% frente a los rayos UVA y UVB”, ya que disminuyen la posibilidad de que se produzca algún daño en los ojos a causa del sol.
- En las zonas que no queden cubiertas por la ropa, es importante aplicar crema solar, como en la cara o los brazos. Las cremas protectoras “de amplio espectro, con factor de protección igual o superior a 30” son las más recomendadas. En caso de nadar o sudar, aplicar de nuevo a las dos
horas. - Evitar la exposición al sol en las horas en las que las radiaciones ultravioleta son más intensas o, en caso de no poder evitarlo, tener especial cuidado. Esta franja horaria es “entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde”.
- Planear las actividades que se vayan a realizar al aire libre para evitar estas horas mencionadas y que no haya una excesiva exposición a la radiación solar. Siempre teniendo en cuenta la aplicación de crema solar.
- Aprovechar los tramos en los que haya sombra, sobre todo cuando los rayos UV sean más fuertes, aunque es necesario recordar que los árboles, sombrillas o toldos no protegen del todo de la radiación solar.
Siempre con precaución al exponerse al sol ya que, como indica Martínez Pérez, “no existe el bronceado seguro ya que la pigmentación es una respuesta protectora al fotodaño”.
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Fuentes:
- Martínez Pérez, S.O. (2002): El sol y la piel.
- Organización Mundial de la Salud (2015): ¿Qué medidas sencillas pueden tomarse para protegerse del sol?
