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Las personas con Inteligencia Límite reclaman más visibilidad

Inteligencia Límite

La Inteligencia Límite (IL) se caracteriza por una evolución madurativa lenta que provoca dificultades de adaptación en varios ámbitos de la vida. A día de hoy, un 1,2% de la población mundial tiene un diagnóstico de IL, aunque los expertos calculan que la cifra es mucho mayor. Sea como sea, se trata de una realidad desconocida y, a menudo, invisible. ¿Por qué? Pues, probablemente, por dos motivos. En primer lugar, las personas con IL no están reconocidas con ningún grado de discapacidad y, en segundo lugar, no tienen ningún rasgo físico diferencial. Ante la falta de conciencia social, las asociaciones de personas con IL reclaman la existencia de más centros especializados. ¿Su objetivo? Ofrecer acompañamiento escolar y en la vida diaria.

Un buen ejemplo de este tipo de apoyos es la Associació Catalana d’Integració i Desenvolupament Humà (ACIDH), que acaba de cumplir 25 años. Los profesionales de la ACIDH reclaman formación específica en los institutos y en los Centros de Atención Primaria (CAP). Así, docentes y profesionales de la sanidad podrían ofrecer soluciones de manera rápida y eficiente. De hecho, la escuela es uno de los ámbitos donde la IL provoca más dificultades de adaptación. Y es que la Inteligencia Límite es un retraso en el aprendizaje que también va asociado a otros trastornos. Por ejemplo, las dificultades para generar pensamientos abstractos, la falta de iniciativa o la ausencia de habilidades sociales. Los problemas surgen a medida que la persona va creciendo, pero no siempre resulta fácil llegar al diagnóstico.

Así pues, ¿qué hacer en la escuela? La ACIDH apuesta por la educación inclusiva, como mínimo hasta la final de la Primaria. «El primer síntoma de alarma llega en 4º o 5º de Primaria, cuando se hacen evidentes las dificultades de aprendizaje. En este momento hay que derivar los alumnos a un profesional de la salud, ya sea un psicólogo o un psiquiatra.», apunta Gemma Parcerisa, directora del Centro de Psicología de la ACIDH. Posteriormente, las personas con IL reciben formación en centros especializados, lo cual suele generar sensaciones de alivio y mayor autoestima.

¿Cómo es la vida adulta con Inteligencia Límite (IL)?

Una vez superado el reto de la escolarización obligatoria, llega el siguiente objetivo: el camino hacia una vida lo más autónoma posible. De hecho, cuando llegan a cierta edad, las personas con IL pueden hacer una prueba para saber si son capaces de vivir solas, en pareja o compartiendo piso. El objetivo es comprobar qué alternativas hay más allá de compartir el día a día con los padres.

Por suerte, la ACIDH ha puesto en marcha esta experiencia en un piso que sirve prueba piloto. Los residentes tienen un año para decidir si se sienten cómodos y cuentan en todo momento con la supervisión de un tutor. ¡Desde Emagister aplaudimos la iniciativa y esperamos que crezca aún más en el futuro!

Fuente: 3-24

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