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Los principios básicos de la mediación familiar

Los momentos adversos pueden presentarse en cualquier etapa de la vida. Las familias, por tanto, no son ajenas a ellos. Se trata de malentendidos, problemas de distintos tipos que generan malestar y afectan la convivencia en el hogar.

Uno de los métodos para tratarla es la mediación familiar. Este enfoque aborda los conflictos como una oportunidad para desarrollar nuevas relaciones y mejorar las preexistentes. Se trata de procurar, por sobre cualquier escenario, que la conexión familiar perdure.

¿Qué es un conflicto familiar?

No se diferencia mucho de otros, como los laborales o aquellos que ocurren en las relaciones de pareja. Esto ocurre porque, como seres sociales e individuales, tenemos distintos intereses y perspectivas. En el caso del conflicto familiar, este involucra a miembros con algún tipo de parentesco.

El objetivo de la mediación familiar es corregir los conflictos, encontrar una manera de canalizarlos, para que sus consecuencias no escalen a niveles realmente complicados. Aborda inconvenientes que pueden derivarse de problemas emocionales, económicos, sociales y que se filtran en las relaciones entre familiares.

Los conflictos familiares son distintos a los problemas entre parejas o en el matrimonio; son mucho más globales. Por tanto, la mediación familiar los abarca desde esa perspectiva, involucrando a distintos niveles y personas del grupo.

¿En qué consiste el papel del mediador?

El mediador familiar acompaña a los responsables del conflicto durante la situación. No interviene directamente, tampoco hace juicios de valor. Esta persona ofrece herramientas para que los familiares, de manera progresiva, desmonten el problema que tienen.

Su trabajo consiste en sugerir caminos, aportar una perspectiva externa al conflicto y orientar posibles soluciones. Para ello se apoya en la comunicación sana y efectiva, promueve valores como el respecto, la comprensión y la empatía para alcanzar acuerdos que se puedan sostener en el tiempo y que permitan la resolución del conflicto.

¿Cuáles son los principios básicos del mediador familiar?

Este proceso parte de la vocación de las familias hacia la resolución del conflicto. En todo caso, el mediador es un vehículo que los facilita. Suele ser incómodo, complejo y hasta doloroso. En el se exponen emociones y problemas que pueden tener su origen mucho antes de que las discrepancias se manifestasen abiertamente.

Por tanto, es necesario tener en cuenta algunos factores clave:

Voluntariedad

La mediación familiar no es un proceso judicial; tampoco un escenario en el que la gente asiste de forma forzada. Es necesario que la intención de resolver el conflicto sea voluntaria. Este paso es esencial para fomentar diferentes valores que desemboquen en soluciones.

Confidencialidad

El mediador familiar debe respetar los problemas íntimos y personales de las personas a las que ayuda. Por tanto, cuanto ocurra en las sesiones debe permanecer a ese ámbito. La información no puede ser filtrada ni juzgada por parte del especialista.

Imparcialidad

El mediador familiar no es juez; es una figura que intercede para que las partes puedan dar con las soluciones necesarias para el conflicto. No debe valorar de forma positiva o negativa el conflicto, las opiniones y situaciones que se manifiesten durante la mediación familiar.

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