La resolución de conflictos o cómo formarse para ser mediador

Los conflictos son un fenómeno recurrente en las relaciones humanas. Y, precisamente por eso, aparecen en muchos ámbitos de la vida: desde el trabajo hasta la vida en pareja. No siempre somos capaces de ponernos de acuerdo ni de dialogar sin alterarnos. En estos casos, la figura de una tercera persona puede ser clave para encontrar una salida. Si queremos evitar los procedimientos judiciales, podemos recurrir a un mediador. La mediación es un proceso de resolución de conflictos en el que las partes interesadas se sientan de mutuo acuerdo a negociar.

A través del diálogo, se intenta trabajar la asertividad y huir de la falta de empatía. La medicación tiene diferencias nucleares con respecto a otros instrumentos de resolución de conflictos. A diferencia de la vía judicial, busca el consenso y la cooperación de los actores. ¿Te gustaría ejercer cómo mediador? ¿Estás interesado en la resolución de conflictos? En este post, te damos la información necesaria para empezar a formarte. ¡Tú decides!

¿Qué características tiene la mediación?

• Voluntariedad.  Todas las partes implicadas deben estar dispuestas a la mediación. Estas mismas partes pueden abandonar el proceso si lo desean.
• Colaboración. Nadie puede imponerse sobre nadie. La finalidad última de la mediación es encontrar una salida consensuada entre todos.
• Control. Los participantes mantienen su capacidad de decisión y la capacidad de oponerse a las propuestas.
• Confidencialidad. Las conservaciones y los documentos surgidos de la mediación no pueden ser utilizadas en ningún procedimiento legal.
• Información. Existe la posibilidad de incorporar información y consejo legal durante el proceso.
• Neutralidad. El mediador tiene la responsabilidad de atender a cada mediado. Por lo tanto, no puede favorecer a ninguna de las partes.
• Satisfacción. La mediación es, a día de hoy, una de las herramientas de resolución de conflictos con resultados más satisfactorios.

¿En qué ámbito se puede aplicar la mediación?

• Educación. En el ámbito educativo, son habituales las fricciones entre alumnos. En casos recurrentes, la mediación puede ser una vía útil.
• Familia. La medicación se aplica, por ejemplo, en procesos de divorcio o en conflictos derivados de herencias.
• Cultura. La interculturalidad no es siempre fácil de gestionar. Los mediadores contribuyen a la convivencia entre personas de distintos orígenes y creencias.
• Trabajo. A menudo, afloran conflictos entre empresas o entre trabajadores y empresas. También aquí puede aplicarse la mediación.
• Política. Cuando dos actores políticos no se ponen de acuerdo, la negociación es un instrumento clave. Por ejemplo, en procesos de secesión.

¿Qué funciones NO adquiere un mediador?

• Asesoramiento jurídico. Las partes implicadas pueden recibir asesoramiento jurídico durante el proceso, pero no por parte del mediador.
• Defensa de alguna de las partes. En consecuencia, el mediador tampoco debe ejercer de abogado de ningún mediado.
• Evaluación de las cuestiones que se tratan en el proceso. El mediador no juzga, solo ayuda a encontrar una salida teniendo en cuenta la posición de las partes.
• Nombramiento de ganadores y perdedores. En una mediación no hay ganadores y perdedores. Se trata de un proceso voluntario. Por tanto, todo el mundo tiene que estar de acuerdo con la solución acordada.

¿Qué formación tiene un mediador?

Actualmente, existen dos vías para formarse en mediación, ya sea presencialmente o a distancia:

• Estudiar un máster.
• Matricularse en un curso de especialización.

Los profesionales de la mediación provienen de titulaciones universitarias muy diversas. Las más habituales son el Grado en Psicología, el Grado en Derecho o el Grado en Trabajo Social. Sin embargo, en función del ámbito de actuación, estos requisitos pueden variar.

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Fuente: Mediation International