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Pastelería y repostería: el secreto mejor guardado de España

postres españoles

La gastronomía española nos deleita con grandes y emblemáticos platos, siempre caracterizados por los productos locales. Sin embargo, tampoco podemos olvidarnos de los maravillosos postres españoles: el dulce manjar que todos esperamos tras cualquier comida. Suelen estar preparados con ingredientes regionales como almendras o frutas y caracterizan perfectamente a cada rincón de la vieja España.

Repostería española de norte a sur

Si comenzamos a recorrer España desde el norte bajando hacia el sur, encontraremos diversos pero deliciosos tipos de postres a lo largo y ancho del país. Muchos son conocidos y populares y, por ello, han sobrepasado las fronteras ibéricas. Veremos, a continuación, algunos de los más representativos:

  • La tarta de Santiago: El principal ingrediente de este postre es la almendra, preferiblemente la de la variedad marcona. Al molerla, puede reemplazar a la harina que, en compañía de huevos, azúcar, canela, ralladura de piel de limón y licor de hierbas dan como resultado esta rica tarta. Para su decoración se la suele espolvorear con azúcar glas de manera, de modo que se le dibuje una cruz de Santiago o una vieira en la superficie. Se consume principalmente con vino dulce y su primera referencia histórica data de 1577.
  • Las mantecadas de Astorga: En la ciudad Leonesa de Astorga se prepara este plato liviano y aromático, cuyo origen se remonta a las monjas del Monasterio de SantiSpiritus. Dada la fama que ha alcanzado este postre, ha logrado la Indicación Geográfica Protegida que preserva su nombre. Se elabora con harina, azúcar, huevos, manteca de cerdo, canela y levadura.
  • Yemas de Ávila: Se hacen en honor a Santa Teresa de Ávila y conforman ya un verdadero suvenir de la ciudad. Para su preparación se ha de colar una yema de huevo, de modo tal que se le eliminen las membranas. Al mismo tiempo, se prepara almíbar en un cazo con agua azucarada, cortezas de limón y unas ramitas de canela. Una vez logrado el almíbar se retira el limón y la canela y se añaden las yemas, mientras se revuelve la mezcla a fuego lento. Cuando comienza a endurecerse, se la retira del fuego y se lo enrolla para luego trozarlo en forma redonda. Para acabar se lo espolvorea con azúcar glas.
  • Crema catalana: Es una de las tradiciones más sabrosas de Cataluña, propia del Día de San José, pero presente en muchas otras veladas. Es una deliciosa y muy suave preparación a base de yema de huevo y cubierta con azúcar, que se carameliza, aportando un gran contraste de sabor y textura. Para su preparación debemos hervir un litro de leche con una rama de canela, corteza de naranja y de limón. Luego, retirar el líquido y añadir las yemas de 6 huevos, azúcar y maicena. Procedemos hirviendo otra vez sin dejar de remover, hasta que se espese. Para servir se vierte la crema a través de un colador en diferentes cuencos. Se dejan en la nevera hasta el día siguiente y justo antes de comerla se esparce azúcar por encima y se quema con un soplete para hacer una capa de caramelo.
  • El turrón de Agramunt: En Lérida existe desde el medievo la costumbre de elaborar este tipo de turrón. También cuenta con Indicación Geográfica Protegida y se prepara tostando almendras o avellanas, a las que se añaden cabello de ángel, miel, azúcar y clara de huevo. Suele encontrárselo en forma de disco o de tabletas rectangulares
  • Churros madrileños: Es un emblemático postre de la capital española y característico de las celebraciones madrileñas, también están presentes en el desayuno y la merienda. Usualmente se los toman con una taza de chocolate y son típicos del desayuno de Año Nuevo. Para cocinarlos es necesario hacer una masa espesa de agua, sal y harina de trigo que debe pasar por una manga para darle forma alargada y acanalada. Luego se los fríen en abundante aceite y se sirven espolvoreados con azúcar. Ahora, también, suelen rellenarlos de chocolate o crema pastelera.
  • Torrijas: Es, sin dudas, uno de los postres españoles más tradicionales y de los primeros que se vienen a la mente cuando pensamos en pastelería ibérica. A pesar de su fama son de origen rumano y se comen, principalmente, en Semana Santa. Para hacerlos, remojamos unas rodajas gruesas de pan duro en leche o vino y dejamos enfriar; luego, se aromatizan con canela y se azucaran. Son muy populares en todas las comunidades, pero en Castilla-La Mancha y Castilla y León es donde se las llama torrijas, teniendo denominaciones parecidas en otros lugares.
  • Flaons de Morella: Son unas empanadas de masa dulce no fermentada y aromatizada con anís o mistela. Tienen origen árabe son rellenas de requesón y almendras, aunque se las cubre con azúcar tras hornearlas. Soy muy populares en la Comunidad Valenciana, especialmente en Castellón.
  • La ensaimada de Mallorca: Este gran pan balear, hueco y en espiral, se lo suele rellenar con diversos contenidos, como el cabello de ángel o, incluso, nutella. Para darle más dulzor se espolvorea con azúcar glas. El ingrediente clave es la manteca de cerdo, que le da su consistencia característica y de su nombre, que deriva de saim, manteca en mallorquín. Es uno de los postres españoles más conocidos a nivel internacional.
  • El pan de Cádiz: Conocido también como turrón de Cádiz. ES propio de la Navidad por lo que se lo consume principalmente en diciembre. Se elabora a base de mazapán y diversos ingredientes, como yema de huevo y fruta o batata confitada. Se colocan capas que van rellenando la masa de mazapán y luego se hornea. Al cortarlo en rebanadas, pueden verse las capas del relleno en sus diferentes colores.
  • Piononos de Granada: Uno de los manjares del sur del país, en Granada podremos encontrar esta preparación que consta de dos partes. Es una base cilíndrica de bizcocho que se ha enrollado, en la que se coloca una porción de crema que luego se tuesta. Los encontramos de varios tamaños, pero suelen hacerlos para comerlos de un bocado. Se dice que su nombre deriva del Papa Pío IX.
  • Bizcochos de Moya: Propios de las Islas Canarias, donde también encontramos gran aporte para la repostería. Los bizcochos de Moya son muy crujientes pues se se las hornean dos veces con este propósito. Son pequeños y pensados para ser individuales; llevan una cobertura de huevo y azúcar aromatizada con limón.

Definitivamente, los postres españoles son capaces de enamorar y complacer todo tipo de paladar, su diversidad y variedad de ingredientes (y la gran pizca creatividad) que poseen en su confección ofrecen posibilidades para todos. 

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