Encuentra tu curso ideal

9%

¿Qué quieres estudiar?

¿Qué supone la brecha digital de género?

Una investigación de la UOC revela la necesidad de redefinir las políticas de inclusión digital para acabar con las desigualdades digitales

El estudio muestra cómo las desigualdades de género y de clase social que existen en la vida material se reproducen a través de los usos de internet

El protagonismo de la digitalización en nuestras vidas ha crecido exponencialmente en los últimos años. En muchas ocasiones, las desigualdades de género y de clase social que existen en la vida real se reproducen y se transforman a través de los usos de internet. Conocer la perspectiva y experiencia real de las usuarias puede ayudar a definir políticas de inclusión digital más efectivas.

Tratar de esclarecer esta cuestión ha sido el objetivo de la tesis doctoral La reproducción, y alguna transformación, de las desigualdades de género y clase social en internet: una análisis interseccional en mujeres usuarias de programas de inclusión social. Se trata de un trabajo de Lídia Arroyo , doctora en Sociedad, Tecnología y Cultura e investigadora del Grupo Género y TIC ( GenTIC ) del Internet Interdisciplinary Institute ( IN3 ), de la Universidad Abierta de Cataluña ( UOC ).

Esta tesis doctoral ha buscado entender cómo las mujeres usuarias de programas de inclusión digital aprovechan las tecnologías digitales como ciudadanas, y como elementos como la clase social, la edad o la condición de migrante determinan el uso que hacen de internet y sus implicaciones. Las conclusiones permiten confirmar que las experiencias no son uniformes y que crear políticas sociales basadas en la interseccionalidad es fundamental.

Entender el uso de internet

El trabajo de Arroyo parte de la premisa de que es necesario conocer el uso de internet y sus implicaciones teniendo en cuenta las desigualdades de género . Parte, también, de la base de que existe escasa evidencia empírica sobre las implicaciones de la digitalización en las mujeres en la intersección con la clase social como ciudadanas.

«Los estudios STS ( Science Technology and Society, en inglés) que han incorporado la perspectiva de género se han centrado principalmente en el diseño y la producción de tecnologías, pero carece de evidencia empírica de que explore esta cuestión desde la perspectiva de las personas usuarias y, concretamente, desde la perspectiva de las mujeres cruzadas por otras desigualdades como la clase social», señala Arroyo en su tesis.

Para realizar el estudio, la investigadora realizó un trabajo cualitativo en el que participaron 49 mujeres usuarias de programas de inclusión digital. Este trabajo se desarrolló a partir de entrevistas y grupos de discusión formados por mujeres de clase trabajadora en situación de desempleo, mujeres inmigrantes y mujeres de clase media inactivas. Su experiencia en estos programas permite entender la presencia de desigualdades de género y clase social a través de los usos de internet.

Los resultados confirman que el uso de internet y sus implicaciones no es uniforme, sino que viene determinado por las desigualdades de género y de clase social, la edad, la condición de inmigrante o la orientación sexoafectiva. Estas desigualdades marcan el tiempo que le dedican, el significado que internet tiene por ellas y su uso.

«La solicitud de trabajo online evita que las mujeres se tengan que enfrentar a actitudes racistas de manera directa»

Hacia una nueva definición de las brechas digitales

Uno de los ejemplos de estas desigualdades lo encontramos en el uso de internet en el mercado laboral, que es diferente en función de la clase social, el nivel de estudios y la edad de las mujeres. Así, la investigadora amplía el concepto de brecha digital para incorporar las brechas interseccionales en el mercado laboral.

«Mientras que ni para las mujeres de clase trabajadora ni para las mujeres de clase media sin estudios universitarios internet es una herramienta de trabajo fundamental para desarrollar sus funciones laborales, para las mujeres de clase media con estudios universitarios sí que es un elemento central en sus puestos de trabajo», señala Arroyo en su tesis. «Esto nos lleva a detectar los posibles sesgos que pueden estar teniendo los estudios y los supuestos de las políticas públicas cuando se refieren al rol de las competencias digitales en el mercado laboral de forma generalizada sin tener en cuenta cómo afecta al género, la clase social o la edad».

La experiencia es también diferente para las mujeres migrantes y las no migrantes, y para las de mayor y menor edad. De acuerdo con las conclusiones de Arroyo, las mujeres no migrantes mayores de cincuenta años, por ejemplo, temen una exclusión por razón de edad cuando solicitan un trabajo por internet.

En cambio, las mujeres inmigrantes consideran que la solicitud de empleo online las protege de una exclusión directa que sí puede darse cuando van a entregar sus currículos en persona. «De esta forma, la solicitud de trabajo online evita que estas mujeres tengan que enfrentarse a actitudes racistas de manera directa», señala Arroyo.

«Los resultados también muestran cómo las mujeres inmigrantes valoran los recursos y las competencias adquiridas mediante los cursos de inclusión digital, destacando particularmente su autonomía para poder buscar trabajo por sí mismas y el conocimiento del entorno local, que supone un refuerzo de su autoestima y de la seguridad en sí mismas», explica la investigadora.

Así, también, la investigadora introduce la brecha digital identitaria en las mujeres en la reconceptualización de las brechas digitales. Esta brecha digital identitaria se refiere a la configuración de la identidad de las mujeres alejada de las tecnologías y la percepción que tienen de sí mismas como menos capaces de dominar las tecnologías en relación con los hombres. Los hallazgos de la tesis apuntan a la importancia de que las políticas de inclusión trabajen por la reducción de la brecha digital identitaria en las mujeres.

Otro de los hallazgos es la identificación de la brecha de tiempo en el concepto de la brecha digital. El estudio de Arroyo señala que todas las mujeres analizadas, independientemente de su clase social, se ven afectadas por las normativas de género vinculadas a la división sexual del trabajo . Estas normativas acaban afectando tanto a la disponibilidad de tiempo como al uso que hacen de internet.

«Así, vemos que las mujeres se conectan a internet cuando han cumplido con sus responsabilidades familiares y laborales, y utilizan internet principalmente para mantener el vínculo del cuidado con sus familiares e iguales», escribe la investigadora. «Este trabajo de cuidado digital es especialmente acusado en el caso de las mujeres inmigrantes con hijos e hijas menores en el país de origen, en las que su rol de madre está mediado por las tecnologías digitales».

Una puerta abierta a políticas más inclusivas

Ejemplos como éstos permiten entender que son diversos aspectos –el género, la clase social, la edad o la condición de inmigrante, entre otros– los que condicionan la experiencia de las mujeres como nuevas usuarias de las tecnologías digitales, su vida laboral y pública y su vida personal.

A su vez, los resultados de esta tesis señalan la necesidad de no considerar el género como una variable sociodemográfica más, sino como un aspecto fundamental a la hora de plantear la interseccionalidad en el estudio del uso y las implicaciones de internet.

Según Arroyo, es necesario y urgente diseñar políticas públicas que tengan en cuenta la perspectiva feminista interseccional –y no basadas en asunciones sin base empírica difundidas por las empresas tecnológicas–, que ayuden a las mujeres a hacer un uso más estratégico de internet. Las propias conclusiones de esta tesis son una vía para diseñar nuevas herramientas y soluciones.

Esta investigación de la UOC favorece el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 5: igualdad de género.

UOC R&I

La investigación e innovación (I+I) de la UOC contribuye a solucionar los retos a los que se enfrentan las sociedades globales del siglo XXI mediante el estudio de la interacción de la tecnología y las ciencias humanas y sociales, con un foco específico en la sociedad red, el aprendizaje online y la salud digital.

Los más de 500 investigadores e investigadoras y más de 50 grupos de investigación se articulan en torno a los siete estudios de la UOC, un programa de investigación en aprendizaje online (e-learning research) y dos centros de investigación: el Internet Interdisciplinary Institute (IN3) y el eHealth Center (eHC).

Además, la Universidad impulsa la innovación en el aprendizaje digital mediante el eLearning Innovation Center (eLinC), y la transferencia de conocimiento y el emprendimiento de la comunidad UOC con la plataforma Hubbik .

Los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y el conocimiento abierto son ejes estratégicos de la docencia, la investigación y la innovación de la UOC.

Deja un comentario