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El reconocimiento es el mejor regalo para un niño

En las familias con niños pequeños, basta con prestar un poco de atención para escuchar cosas como: “Qué bien, te lo has comido todo”,  “Qué listo, has acabado los deberes en un periquete”, “Lo has hecho muy bien, pero lo puedes hacerlo mejor” y tantos otros mensajes llenos de buenas intenciones…

Por supuesto, a todo el mundo nos gusta que nos feliciten y de hecho, es la mejor recompensa que un adulto puede darle a un niño. Ningún regalo o premio es mejor para un niño que el reconocimiento sincero de una persona cercana e importante para él. Sus padres en primer lugar, sus abuelos, familiares muy cercanos y por supuesto, sus maestros.

Para que ese reconocimiento sea eficaz conviene prestar atención a qué tipo de reconocimiento le estamos dando en ese momento y ser conscientes de qué valores y creencias queremos reforzar al darle ese reconocimiento.

Una parte muy importante de la Programación Neurolingüística es el uso que hacemos del lenguaje, de las palabras que utilizamos y la forma en que nos comunicamos. Esto es de vital importancia cuando lo hacemos con un niño. Y si cabe tenemos que poner mayor atención y cuidado, ya que muchas veces y sin pretenderlo, lo que a priori era un reconocimiento o un elogio, puede convertirse en un lastre que desestabilizará al niño en su proceso de aprendizaje a lo largo de los años venideros.

¿Cuántas veces has escuchado o incluso te has dicho a ti mismo? ya como adulto, “me lo tengo que comer todo”, “acábate lo que queda que ya no es nada”. Todos estos mensajes tienen su inicio en esos logros que obtenías cuando de niño te alababan por habértelo comido todo. Lo que empezó siendo una felicitación se convierte hoy en un peso sin que apenas te des cuenta de ello.

¿Entonces deberíamos elogiar a los niños por su inteligencia?

Naturalmente las creencias de un niño acerca de sí mismo se basan en el “hecho” de que es inteligente. El problema es que cuando no pueda alcanzar el éxito en algo, esto desafiará su propia imagen como “persona inteligente”. En este momento, puede ocurrir, que el niño se plantee “no soy inteligente aunque los demás lo crean”… seguido de “soy un fraude”, “cuando se den cuenta, no me van a querer”. Entonces, el niño cambiará su comportamiento exagerándolo en otra dirección. En una dirección la que se siente más seguro y como consecuencia de ello se estará cerrando nuevas oportunidades de aprendizaje. Habremos desaprovechado esa inteligencia que se quedará ahí escondida.

¿Qué está ocurriendo?

Las personas que realizan una validación de sus actos desde ellos mismos únicamente, no están abiertos a lo que sucede en su entorno, por lo tanto no recogen información nueva o feedback del exterior. Es cuando decimos que una persona vive en su propio mundo interior.

Y por otro lado están las personas que sólo validan sus actos a través del feedback externo, como puede ser de un jefe, de un amigo, la pareja, etc. Éste es el único medio que les vale y necesitan, para saber que han hecho un buen trabajo. Esto es debido a que su validación está únicamente fuera.

La PNL, denomina esto referencia Interna o referencia Externa y como acabamos de ver, son muy limitantes cuando son excluyentes, ya que la persona necesita ambas referencias para construir su mapa de la realidad.

En la educación de los niños es importante que aprendan el uso de ambas referencias externas e internas ya que su flexibilidad en el uso de estas referencias determinará los resultados que obtenga en el futuro. Por ejemplo, en el caso de la comida, “te lo has comido todo”, sería una referencia externa porque el plato está vacío y “tengo hambre” sería una referencia interna porque es algo que tú sientes.

Entonces ¿cómo lo hago?PNL

Recompensa al niño por la habilidad demostrada o adquirida durante el proceso de alcanzar una meta o finalizar una tarea.  Es más importante la forma en que ha resuelto un problema, es decir, la forma de pensar que le ha llevado a resolver satisfactoriamente una situación o alcanzar una meta, que el hecho en si de resolverlo. El esfuerzo o el tiempo invertido (mayor o menor) que le ha llevado a lograrlo no es el foco adecuado generalmente.

Por tanto para construir unas creencias y unas estrategias eficaces durante el aprendizaje de un niño, es conveniente reconocer sus logros, por muy pequeños que sean, en función de las creencias y valores, que como adulto, queremos que estén en su vida:

  • Observa sus cualidades, lo que es capaz de hacer y lo que ha hecho.
  • Pregúntale como piensa que lo ha hecho.
  • Escucha su respuesta e insiste en que te dé detalles del proceso.
  • Y por último, Felicítale por la forma de pensar que ha utilizado para conseguirlo.

El mejor regalo para un niño es reconocerle y felicitarles por su forma de pensar y de actuar

Como padre, educador o persona influyente en ese momento en el entorno del niño, esta forma de reconocimiento reforzará su reflexión y su sistema de referencias externas e internas para lograr que esa forma de pensar que le ha llevado a conseguir algo importante se convierta en un hábito, en una creencia, en una forma de vida.

Fuente: PNL Madrid

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