El risotto es uno de los platos más comunes y sencillos de combinar. Sus variaciones facilitan la elaboración de nuevas recetas para que cada ocasión sea especial y salir de la rutina. Aunque se pueda presentar de diversas maneras, es conveniente considerar que este arroz tiene raíces italianas y que cuentan con una base cremosa que se mantiene en cada una de sus preparaciones.
¿Cuáles son las recetas de risotto?
Como toda receta, hay algunos aspectos clave que deben respetarse para que el resultado final sea satisfactorio. En el caso del risotto es muy importante que el arroz que se use sea el Carnaroli o Arborio. ¿Por qué? Porque absorben mayor cantidad de agua que otros y sueltan de manera más sencilla el almidón que tienen. Es por eso que se logra la textura cremosa que se busca en este caso.
El siguiente paso clave a tener en cuenta es la paciencia. El risotto requiere de tiempo y de un constante remover para lograr esa textura tan deseada. A tal punto de que se puede alcanzar una doble cremosidad que enriquece la experiencia.
Risotto al queso
El queso suele ser una de las proteínas a las que se sacan mayores combinaciones. En ese sentido, el risotto no escapa a su sabor; en especial si, en vez de uno, se usan cuatro: gorgonzola, taleggio, fontina y parmesano.
A esa base se agregará una cebolla, mantequilla, caldo de verduras, perejil, el arroz seleccionado y vino blanco para alcanzar una combinación de sabores realmente especial. Pero… ¿Cómo se prepara? De la siguiente manera.
Se comienza derritiendo en una cazuela un poco de mantequilla. Cuando esté caliente, se coloca la cebolla previamente picada para sofreírla. Esta se deja al fuego hasta que esté tierna, transparente, sin dejar que se dore.
Es en ese punto cuando se añade el arroz sin dejar de remover durante tres minutos. Para saber cuándo dejar de moverla es necesario revisar el tono de los granos. Cuando estén transparentes será el momento indicado para dejar de mezclarlo.
Luego de lo anterior, es necesario agregar el vino blanco y seguir removiendo hasta que la bebida esté evaporada. A continuación, se calienta el caldo de verduras y se echa cucharón a cucharón sobre el arroz. Lo ideal es remover la mezcla hasta que todo se integre y disuelva.
Para finalizar, se aparta del fuego, se rallan los quesos seleccionados y se remueve la mezcla nuevamente hasta que todos los sabores estén integrados. ¿El siguiente paso? Degustar, tras agregar el perejil espolvoreado.
Risotto de calabacín
Si la receta anterior pareció un poco sobrecargada o se prefiere variar, esta es la opción ideal. En esta oportunidad el protagonista es el calabacín. Además de esto, hay que tener los siguientes ingredientes:
- Un diente de ajo
- Cebolla
- Vino blanco
- Mantequilla
- Parmesano
- Tomate rallado
Una vez que se tienen todos estos ingredientes, se repite el mismo procedimiento de la receta anterior con la mantequilla y la cebolla, sumando el ajo. Cuando ambos estén cocidos, se agrega el tomate.
Seguidamente, se incorpora el calabacín. Este debe ser cortado en rodajas finas para luego sumarse a la cazuela para que se cocine con el resto de ingredientes. Es luego de esto cuando se añade el arroz y se remueve sin parar. Una vez que todos los componentes del plato estén mezclados se suma el vino blanco.
Tras añadir la bebida se remueve nuevamente hasta que se haya evaporado. Se puede reconocer el punto exacto de la mezcla cuando está melosa. Para concluir, se suma queso parmesano, se vuelve a revolver hasta dar con la textura cremosa y nada más. Si además se quiere cuidar la presentación, se recomienda colocarle un toque de cebollino picado y ¡a comer!
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