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¿Sabes en qué consiste la educación en casa o «homeschooling»?

El comienzo del mes de septiembre sirve como escenario para la tan manida “vuelta al cole”, en la que se repiten las escenas que año tras año inundan los medios de comunicación: centros comerciales atestados de uniformes y material escolar, niños que vuelven deseosos de encontrar a sus amigos y las quejas de sus progenitores acerca de la escasa vida útil de los libros de texto.

Sin embargo, hay otra escena, desconocida para el gran público, que cada vez se produce con más frecuencia en nuestro país: la de los niños que en lugar de volver al colegio, retoman la conocida como “educación en casa”. Una modalidad educativa poco practicada, pero que cada vez cuenta con más seguidores en los países desarrollados.

Sus orígenes

Aunque probablemente se trate de la primera forma de educación, el origen de la educación en el hogar moderna apenas se remonta unas pocas décadas en el tiempo, concretamente a los años 1970 y 1980. La mayoría señalan a los Estados Unidos como su lugar de origen y, de hecho, también se refieren a esta modalidad de enseñanza como “homeschooling”.

¿Qué metodología sigue?

Uno de los principales hechos que la diferencian de la educación de las escuelas es su variedad de métodos y sistemas, así como la inexistencia de un marco curricular rígido y cerrado. De hecho, más que  asignaturas cerradas y diferenciadas unas de otras, la mayoría de los padres optan por una educación más “natural”, entendiendo que el medio más adecuado para explorar el mundo es la unidad familiar y el propio mundo en sí.

Por otra parte, sus detractores consideran que la sociabilización que se realiza en el aula entre iguales es un elemento indispensable en la formación de los niños y que ésta solo se realiza plenamente en la escuela.

¿Por qué se escoge este tipo de enseñanza?

El denominador común de la mayoría de las familias es su opinión de que la escuela no es el sistema idóneo para enseñar, aunque hay multitud de causas diferentes que no tienen por qué ser compartidas: adoctrinamiento, falta de motivación, dejar de lado las aspiraciones y la curiosidad de los alumnos, así como los intereses personales en clases numerosas; la falta de adaptación de los más pequeños o el fracaso escolar.

En cualquier caso, parece que en nuestro país, pese a no existir una radiografía clara del perfil de estas familias, que tan solo son unas pocas de miles, esta tendencia responde más bien a la desconfianza frente a un sistema educativo que a razones religiosas (que es esgrimida como una de las principales causas en EE.UU, uno de los países con la regulación más laxa y mayor porcentaje de población educado en casa).

¿Cuál es la situación actual en España?

En nuestro país, la Constitución reconoce por un lado “la libertad de enseñanza […] básica y obligatoria”, aunque no escolarización. Por otra parte, las leyes en materia de educación sí establecen que es obligatorio asistir a una institución educativa, ya sea pública o privada. Además, un fallo del Tribunal Constitucional de 2010 confirmó la decisión de un juez de Málaga que obligaba a unos padres a escolarizar a sus hijos que, no obstante, eran capaces de hablar cinco idiomas.

Sin embargo, las diferencias de criterio de jueces y fiscales, a la vez que la falta de una norma clara, posibilitan que esta práctica no esté prohibida y muy pocas familias lleguen a juicio si demuestran que no hay dejadez en la educación de sus hijos, aunque sí tengan que hacer frente a las denuncias de los vecinos o servicios sociales.

Esto no quiere decir que el Estado se lo ponga fácil a los padres, ya que la obtención de títulos académicos es uno de los principales escollos: solo pueden optar al título de Graduado en ESO a los 18 años y el de Bachillerato a la edad de 21, esto es, dos años más tarde que los alumnos escolarizados. Para salvar el obstáculo, la mayoría de las familias opta por matricular a sus hijos en centros a distancia en el extranjero y luego homologar el título.

A falta de estadísticas oficiales, se calcula entre 2.000 y 3.000 el número de familias españolas que optan por la educación en casa. Con el fin de compartir experiencias, apoyo y asesoría legal la mayoría están asociadas en distintas organizaciones, como la Asociación por la Libre Educación o la Sociedad Española por la Libertad Educativa.

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