El 10% de los estudiantes españoles declara que ha tenido pensamientos suicidas en algún momento. Y un poco menos, el 1%, reconoce haber llevado a cabo un intento de suicidio. Son datos del proyecto UniverSal (Universitat i Salut Mental), coordinado por el Institut Hospital del Mar d’Investigacions Mèdiques (IMIM). El estudio se basa en encuestas realizadas a 2.118 alumnos de 5 universidades: la Universitat Pompeu Fabra, la Universitat de les Illes Balears, la Universidad del País Vasco, la Universidad de Cádiz y la Universidad Miguel Hernández. Los resultados de la investigación, que analiza los factores asociados a la salud mental, se han publicado en la revista Suicide and Life-Threatening Behavior.
¿Cuál es la aportación más destacada del estudio? Pues la que apuntábamos al principio: los resultados muestran que entre los universitarios de primer año hay un mayor porcentaje de pensamientos suicidas que entre la población general. Según María Jesús Blasco, psicóloga clínica y autora del artículo científico, hay factores de riesgo muy diversos. Por ejemplo, el ambiente familiar, el estrés, la psicopatología de los padres, la ansiedad, las agresiones sexuales, etc. Por suerte, apunta Blasco, también existen una serie de elementos protectores: «Las relaciones positivas entre iguales y el recuerdo de las relaciones de infancia con la familia ayudan», afirma. Además, el artículo revela que el 31,4% de los estudiantes sufre algún trastorno mental durante el primer año de carrera.
¿Qué podemos aprender de este estudio sobre la salud mental?
- La prevención, una de las bases de la salud mental. Las cifras del estudio lo dejan claro. Es imprescindible que las universidades españolas cuenten con una unidad de salud mental con apoyo especializado. Es decir, un punto de referencia donde los estudiantes puedan recibir atención psicológica. Además, este espacio puede ser útil para realizar charlas, conferencias o talleres sobre salud mental. ¿El objetivo? Que los trastornos mentales dejen de ser un tabú y se traten antes de que lleguen las ideas suicidas.
- Hablar del suicidio es necesario. El suicido es una realidad que conviene afrontar. Sin embargo, hay que abordar el tema con una sensibilidad especial, procurando no generar un efecto eco entre la población de riesgo. Esta labor incluye actores sociales muy distintos: desde docentes hasta periodistas o médicos. Si tenemos dudas sobre cómo romper el tabú, podemos pedir asesoramiento a una asociación especializada en salud mental.
- Las asociaciones, un punto de apoyo imprescindible. Además de la atención psicológica y psiquiátrica, hay más ayudas a tener en cuenta. Por ejemplo, la posibilidad de compartir nuestra experiencia con personas que han pasado por lo mismo. Si sientes que necesitas compartir tus emociones y pensamientos para ayudar a los demás, no lo dudes y busca la asociación más cercana a tu domicilio. ¡Acabar con el estigma de los trastornos mentales es cosa de todos!
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