6 consejos para que te conviertas en el mejor profesor

Una de las causas del estrés en el docente es la incapacidad de establecer vínculos con los alumnos y una de los motivos de esta incapacidad es confundir la información, con la comunicación.

La información es unidireccional. El profesor expone unos datos, los alumnos toman apuntes y el único feedback que existe es un examen dónde algunos aprueban y otros suspenden. La comunicación, por su parte, es un proceso bidireccional, implica ir más allá, es exponer los mismos datos pero con un objetivo claro; crear una respuesta en el alumno, involucrarle, comprometerlo, motivarle. La mejor manera de crear un vínculo adecuado con los alumnos es creer en lo que se está haciendo y reflejarles que se confía plenamente en ellos y en sus capacidades.

Te ofrecemos 6 ideas para fortalecer la comunicación entre el profesor y los alumnos y crear vínculos efectivos que ayuden a su desarrollo intelectual.

1.- Recuerda qué fue lo que te motivó a ser maestro

Aunque ser maestro es una profesión vocacional, los cambios en los planes de estudio, las frustraciones, la inseguridad económica, las presiones externas del día a día, pueden dificultar el entusiasmo y pasión que requiere la tarea de enseñar. Rememorar el motivo por el qué se ha decidido dedicarse a la enseñanza es una buena manera de automotivarse. Que los problemas queden fuera del aula, que, al abrir la puerta también se abra  la ilusión y el objetivo principal sea construir conocimientos y acompañar al alumno en su proceso intelectual.

2.- Sé realista 

Plantarse metas a corto plazo e ir paso a paso puede ser una buena idea para que los alumnos vayan cogiendo confianza en ellos mismos. Crearse grandes expectativas puede llevarnos a exigir objetivos demasiado altos para el nivel de la clase y crear un clima de frustración poco sensible para motivarles en su proceso de aprendizaje.

3.- Entra en clase con una sonrisa sincera 

La sonrisa se percibe como un estado de bienestar, aunque, a veces, la realidad es distinta, pero sí que el hecho de sonreír nos hace sentir mejor, nos predispone al optimismo y hace que los demás se sientan mejor. Si un profesor entra en clase, se sienta en su mesa, mira a los alumnos y sonríe, será muy difícil que los alumnos no le devuelvan la sonrisa y aquí empieza una conexión, un vínculo amable una comunicación entre profesor y alumno positiva.

4.- Pregúntales 

Pregúntales sin miedo si la lección que estás impartiendo les resulta interesante o no, pregúntales el porqué, argumenta por qué crees que para ti es importante que aprendan precisamente esto e invítales al diálogo, que reflexionen y busquen sus propios argumentos.

Preguntando, no sólo creamos un vínculo sino que también podemos conocer a nuestros alumnos, sus inquietudes, sus talentos, sus prejuicios y adaptar las lecciones a sus intereses.

5.- Sorpréndeles

Cambia, sin avisarles previamente, el aula por una excursión a la montaña si, por ejemplo estás dando una clase de conocimiento del medio, llévalos a un concierto o trae un músico a clase si das una lección de música. La sorpresa es una herramienta de comunicación que, en este caso, puede crear un clima de complicidad entre profesor y alumno que no debe ser desestimado.

6.- Muéstrate accesible y paciente

Una de las grandes responsabilidades del profesor es acompañar al alumno en su descubrimiento del mundo, de la sociedad que le envuelve y para ello hay que conocer la realidad personal de cada alumno. El paso clave es mostrarte accesible, que sepan que pueden contar contigo.

No les riñas ni ridiculices si se equivocan, al contrario, incentívales a que pregunten, a que pidan ayuda si no han entendido algo, a qué practiquen. Enséñales que equivocándose reconocerán sus errores y aprenderán.

Una frase popular afirma que un buen maestro bajo un árbol hace escuela ya que serán sus habilidades de comunicación, su empatía y la implicación personal que crearán las herramientas y recursos necesarios para aprender en la vida, más allá de los conocimientos impartidos en la escuela.