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¿Existen diferencias de género en la educación?

¿Existen diferencias entre los niños y las niñas en el rendimiento escolar? ¿En las calificaciones de determinadas asignaturas? La OCDE presentó hace un par de semanas un informe traducible como El ABC de la igualdad de género en la educación (en inglés aquí; en francés aquí) en el que pone de manifiesto el aumento de la llamada «brecha de género» entre escolares de todo el mundo y propone una serie de soluciones para corregir esta situación.

A partir de los datos del último informe PISA, del 2012, en el que participaron 65 países de todo el mundo, los autores del trabajo han recogido las principales diferencias de género que se manifiestan en determinadas materias de estudio, las causas y consecuencias de esas diferencias y las principales medidas que se deberían adoptar. Antes que nada, los responsables del trabajo advierten que, pese a las diferencias de género, el talento no distingue entre géneros.

En cuanto a las diferencias de rendimiento escolar, el informe manifiesta que:

  • En 2012, no habían superado las pruebas PISA de matemáticas, ciencias y lectura un 14 % de los chicos y un 9 % de las chicas.
  • Existe una diferencia media de 19 puntos a favor de los chicos en las calificaciones de matemáticas.
  • Las chicas superan a los chicos en comprensión lectora en todos los países. También destacan por leer por placer más horas que los varones.
  • Los chicos se defienden mejor a la hora de plantear razonamientos científicos, es decir, a formular ideas matemáticas o describir fenómenos científicos.

Tales diferencias se traducen, según el informe, en que, entre otras consecuencias, en 2012 tan solo un 14 % de chicas empezó algún grado universitario o ciclo superior de FP vinculado a una ingeniería, manufactura o construcción. El porcentaje de niñas que en edad escolar aspiraban a estudiar un grado de este tipo se reducía al 5 %.

Sobre la comprensión lectora, el informe apunta que, con el tiempo, las diferencias de género se reducen considerablemente, sobre todo en la edad adulta.

En los países con los mejores sistemas educativos del mundo —el estudio cita a China, Hong Kong, Singapur y Taiwán—, las diferencias de género en matemáticas y ciencias en general son inapreciables. En lectura, los chicos superan en puntuación a los del resto de países.

En cuanto a hábitos de estudio, el informe declara que los chicos están de media una hora menos que las chicas haciendo deberes. Para los autores del estudio, cada hora de deberes de una chica equivale a 4 puntos más de rendimiento escolar sobre los chicos.

Sobre la identificación de los escolares con su institución académica —la importancia que dan a la educación—, el estudio indica que hay un 8 % más de alumnos que de alumnas que reniegan del colegio. También es más frecuente que sean los chicos antes que las chicas los que abandonen los estudios.

Otro dato significativo es que el fracaso escolar es mayor entre los chicos que en las chicas en ambientes desfavorecidos.

 

Tiempo de ocio

El estudio también analiza los hábitos de ocio de los chavales fuera de la escuela. Los resultados indican que los chicos juegan más a los videojuegos que las chicas. En concreto, un 61 % de los chicos declara entretenerse a diario en solitario, lo que para los autores del informe significa básicamente jugar a videojuegos, mientras que solo lo hace un 41 % de las chicas.


¿Falta de confianza?

Para los firmantes del trabajo, el hecho de que las jóvenes estén por debajo de sus compañeros en matemáticas se debe a una «falta de confianza», es decir, a que «tienden (…) a reconocer un sentimiento de ansiedad en las matemáticas». Estas diferencias se manifiestan incluso entre las mejores calificaciones. Si desparece la ansiedad también lo hace la brecha de género.

Por «falta de confianza», los autores del estudio entienden la inseguridad de formular enunciados científicos a sabiendas de que uno puede equivocarse y volver a empezar, en una dinámica de ensayo y error necesaria para comprender y mejorar los conocimientos científicos.

Las diferencias por motivos de «falta de confianza» también se manifiestan a la hora de abordar el mercado laboral: la distancia entre chicos y chicas que dicen estar preparados para competir en el mercado laboral es de un 10 % a favor de los primeros.


¿Y qué podemos hacer para reducir la brecha de género?

Entre otras recomendaciones, la OCDE sugiere lo siguiente:

  • Los padres deberían animar a las hijas que sacan buenas notas en ciencias a que cursen estudios científicos del mismo modo que lo harían -o hacen- con los hijos.
  • Los maestros deberían evitar el sesgo de género a la hora de poner las notas a sus alumnos.
  • En los escuelas de barrios desfavorecidos la reducción de las diferencias de género también tendría que ser una prioridad a la hora de atender a los alumnos con peores notas.
  • En matemáticas y otras asignaturas de ciencias, se debería aumentar el nivel de exigencia. Según los responsables del trabajo: «estos, y en especial las chicas, tienden a hacerlo mejor en matemáticas cuando se les pide en clase que intenten resolver problemas matemáticos de forma independiente».

La principal conclusión del estudio es que las diferencias entre chicos y chicas no tienen nada que ver con ninguna capacidad innata de género. Solo con un cambio de mentalidad por parte de los padres, y con medidas correctoras por parte de la escuela, la Administración y los medios de comunicación, se logrará acabar con la brecha de género.

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